miércoles, 30 de abril de 2014

SI UNA IMAGEN VALE MÁS QUE MIL PALABRAS...




A continuaccion les dejo un video de toda el proceso de fabricacion de un esmoquin a la medida.

Espero que eso que se dice de que una imagen vale más que mil palabras sea también aplicable a este caso y que disfrutéis tanto del video como de las imágenes y la música que lo acompaña.

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martes, 29 de abril de 2014

VESTIR DE SPORT; LA ELEGANCIA DEL ESTILO MÁS INFORMAL




“El estilo es el ropaje del pensamiento; y un pensamiento bien vestido, como un hombre bien vestido, se presenta mejor.” Conde de Chesterfield


Si bien por el nivel de conocimientos del lector a quien va dirigido este artículo no vamos a entrar a definir las diferencias entre el atuendo formalsemi-formal e informal (para aquellos que no las recuerden recomendamos echar un vistazo al capítulo introductorio de libro recientemente publicado) sí queremos esta vez hacer un guiño a la vestimenta de sport o sencillamente a aquella que no necesita de corbata o pajarita para estar completa.

Durante los años de vida de http://www.elaristocrata.com/hemos sido “cariñosamente” amonestados por centrarnos casi en exclusiva en la vestimenta formal o para ser más precisos en el lenguaje por centrarnos solo en aquellos atuendos que requerían de corbata o pajarita.



Si bien carece de sentido intentar negar la evidencia y contradecir unas afirmaciones más que enfundadas también debemos tener en cuenta que siempre resulta mucho más fácil vestir, y también escribir, cuando se necesita de una corbata que hacerlo cuando ésta está ya descansando enrollada en su cajonera.

Hasta los años 30 resulta difícil encontrar caballeros que vistieran a lo largo del día sin corbata. Y curiosamente fueron precisamente esos caballeros los que han pasado a la historia como los señores más elegantes de todos los tiempos.



Incluso hoy, a muchos de nuestros referentes del buen vestir, como al propio Príncipe Carlos, resulta difícil verles reflejados en una instantánea sin, al menos, un informal traje de chaqueta. Por ello, soy un convencido de que de haber tenido la oportunidad de ver a Cary Grant, a Richard Merkin o al mismísimo Winston Churchill en pantalón y camisa, sin sus impolutos trajes y chaquetas, el concepto que tendríamos de ellos no sería tan extraordinario como el que permanece en la memoria de buen vestir masculino.

Para terminar de ser totalmente justos con los caballeros aquí mencionados debemos apuntar que en aquel tiempo cuando se vestía de sport se hacía igualmente con corbata. Era la época donde el chaqué acompañaba a los señores en sus quehaceres formales de la mañana o el stroller en las menos formales.

Y si el chaqué era el protagonista de la mañana, el frac era el atuendo indicado de vestir a la tarde-noche. Por todo ello el traje; hoy un atuendo considerado como formal, era por aquel entonces una prenda puramente informal y era solo vestido en las ocasiones en las que hoy lo normal sería vestir un pantalón y una camisa.

Dicho esto, debemos admitir que existen infinitas maneras de vestir de forma clásica y elegante sin necesidad de caer en la dejadez y ordinariez absoluta predominante en nuestros días cuando la corbata ya no es la protagonista del atuendo.



Un caballero puede ser elegante vistiendo de traje y luego caer en la mayor vulgaridad al hacerlo de sport. De igual manera puede ocurrir que haya caballeros que por su ocupación profesional no requieran normalmente de vestir de traje y no por ello tienen que dejar de ser considerados automáticamente como señores elegantes.

Hay ocasiones como los casual Friday, una tarde de compras, un paseo en barco o sencillamente una mañana en la playa o en la cola del pan que sirven para reconocer a ese “perfecto caballero” que de forma tan elegante lleva un reloj de bolsillo con su chaqué pero también de forma tan natural y estilosa viste una camisa de lino en su tiempo libre.

Si bien muchos caballeros podrían vestir elegantemente con el clásico atuendo de traje de chaqueta de elegir unos correctos zapatos y de contar con un experimentado sastre y con un buen camisero, al vestir de sport las posibles alternativas se multiplican y el peligro de errar en la elección aumenta en gran medida.

Igualmente, es cuando la corbata no está presente cuando la frontera entre lo correcto y lo incorrecto es más difusa y lo que algunos caballeros enjuiciarían como algo exagerado otros, por el contrario, lo podrían considerar algo estiloso.

A pesar de todo ello, hay una moda clásica que también permite vestir de manera actual sin necesidad de caer en lo ridículo con lo que las nuevas tendencias nos sorprenden cada temporada.


Esta forma de vestir más que una moda es sencillamente una manera de vestir que se ayuda de patrones modernos y de colores actuales para conseguir una correcta mezcla entre la sobria elegancia británica el estilo más clásico italiano.

Y es en esta particular forma de vestir donde tanto las chaquetas, los pantalones y los zapatos más especiales cobran un sentido especial.

Hoy la variedad de chaquetas de sport es ilimitada y el sinfín de telas estilosas con las que poder mandarlas coser es tan variado que es difícil no dar con aquella que nos haga soltar una pequeña sonrisa de imaginárnosla terminada y vestida en esas infinitas ocasiones donde solo jerséis o, en el mejor de los casos, una sencilla chaqueta azul marino acompaña a nuestras amistades.

Y si además no nos conformamos con los tejidos más extendidos o con los cortes más populares y buscamos algo más especial, y por qué no, también algo más de estilo, y optamos, por ejemplo, por una chaqueta cruzada seguro que no nos importará hacer frente a ese desembolso extra que toda chaqueta de sport bien terminada trae consigo.


Aunque parezca una obviedad, si importante es acudir a un buen sastre para hacernos con nuestras chaquetas más formales, todavía lo es más si queremos presumir de chaqueta de sport.

Si bien una chaqueta de traje de un color liso y sin diseño alguno resulta fácil de coser, la cosa cambia más que significantemente cuando al sastre se le pide que tenga en cuenta los diferentes dibujos de la tela, los case en las diferentes costuras y “eche el resto” a la hora de pinzar la chaqueta sin romper la limpieza y la homogeneidad del conjunto.

Las chaquetas de sport de confección, además de ser todas muy parecidas, pueden una vez ajustadas al físico del comprador final perder la limpieza de líneas que tenían sobre la percha. Así pues, una vez hechos los ajustes necesarios es muy difícil que en esa chaqueta de confección, por ejemplo, los dibujos de las mangas y el cuerpo sigan coincidiendo así como que lo hagan los de las diferentes costuras.

Esto es muy apreciable en la espalda al ser concretamente en la costura central de la misma donde se meten o se sacan esos centímetros extras que sobran o que, por el contrario, se necesitan. Sin embargo, en las chaquetas hechas a mano el talle se produce a lo largo de toda la chaqueta y no se concentra solo en un punto.

Aunque reconozco que con la vestimenta más informal las chaquetas de hilera sencilla resultan más cómodas, sigo siendo de la opinión que nunca la belleza de la chaqueta cruzada estará al alcance de aquella. Por ello, los sastres italianos se han especializado en este tipo de chaquetas saltándose en muchos casos las medidas y las hechuras utilizadas en los trajes de sus clientes más puristas.



Para ello, las han acortado, estrechado y las han “desarmado” con gran acierto. Todo esto ha posibilitado darles un aire puramente de sport alejado de los cánones aplicados en el mismo tipo de chaquetas en las sastrerías británicas y en la mayoría, por qué no decirlo, también de las españolas.

Ni que decir tiene que cuando hablamos de un corte más ligero y desestructurado no lo hacemos pensando en lo que ciertos gurús de la moda se empeñan en hacernos ver como algo estiloso o actual. Por el contrario, seguimos pensando en un corte varonil, clásico y estiloso; pero también elegante y lejos de todas esas tendencias absurdas con las que se empeñan en sobresaltarnos cada determinado tiempo estos creadores de tendencias.

Jugando con los tejidos de la chaqueta, su peso y sobre todo su diseño se puede imprimir un toque especial hasta al pantalón más informal. Y si además conseguimos un corte estiloso para nuestra chaqueta (que no ridículo) y acorde a nuestras medidas el resultado puede estar muy por encima del conseguido en muchos trajes de chaqueta.

Además en las chaquetas de sport tenemos la posibilidad de jugar con diferentes tipos de terminaciones. Así pues, podemos optar por chaquetas con cerillera o incluso por aquellas otras donde la totalidad del bolsillo esté cosido sobre la chaqueta viéndose éste en su totalidad. Igualmente, se puede elegir entre botones de hueso, de piel, coser a las mangas unas coderas, escoger un forro algo más atrevido, etc. Y si no nos vemos con una chaqueta cruzada para vestir de sport, siempre podemos decantarnos por un falso tres botones; opción ésta siempre más aconsejable que la chaqueta clásica de dos botones.



Si somos de los que a pesar de añorar la impoluta elegancia de Cary Grant también pensamos que el uso del traje de chaqueta cada vez será más testimonial y que por más que pese a muchos, entre los que no me importa incluirme, éste dejará paso en no más de una generación a otras indumentarias más informales, parece lógico que contar con un número relativamente amplio de chaquetas de sport de calidad cobre más sentido que nunca.

Si bien yo al menos no conozco ninguna casa en España que pueda aportar los mismos resultados que ofrece la sastrería a medida, con el tema de los pantalones de sport me ocurre lo contrario.

Por un lado es de justicia admitir que el trabajo de cualquier sastre sobre el pantalón es siempre menor al empleado en la chaqueta y la calidad de la mano de obra no resulta tan fundamental como con aquellas. Y por otro lado, además debemos añadir que los diseños de muchas casas industriales resultan francamente atractivos y quedan lejos de lo que se ofrece en las sastrerías tradicionales.



Sea por esto o porque simplemente a la hora de vestir de sport no se busca tanto la perfección de la hechura en los pantalones sino más bien un estilo diferenciador donde el color y el diseño cobran especial protagonismo, la elección de estos obedece a parámetros más personales.

Indicar antes de que alguno de nuestros lectores se vea obligado a echárnoslo en cara que nada tengo en contra de los pantalones vaqueros pero qué duda cabe que su uso se debería restringir a las situaciones más informales o a aquellas en las que fueran franqueados con elegancia por otras prendas que aportaran al conjunto final ese toque especial que de vestirse los vaqueros de cualquier otra forma estos con seguridad carecerían.

Si bien no ocurre lo mismo con la elección de la camisa, sí encontramos pautas parecidas a las que muchos caballeros prestan atención al escoger su pantalón. La elección de un tipo de cuello en la camisa de sport no cobra la vital importancia que, por el contrario, sí tiene en la camisa de vestir. Aunque hay caballeros que prefieren para sus camisas de sport cuellos sin botones yo soy de la opinión que al contrario de las camisas de vestir, las de sport sí deberían contar con botones. De la misma forma, desde mi humilde punto de vista, las camisas de sport siempre quedan más naturales de contar con puños sencillos que de hacerlo con puño doble.



Dicho esto, hay que reconocer que sea la camisa de sport o de traje un ojal cosido a mano es siempre un detalle de calidad y de belleza que el ojo mejor educado siempre agradece. Y lo mismo ocurre a la hora de la terminación de la misma. El que las costuras casen en el hombro y la manga es una característica propia solo de las camisas de mayor calidad y este detalle no debería descuidarse tampoco en las camisas de sport.

Estos pequeños pero importantes detalles hablaran de la calidad de la camisa de manera mucho más contundente de lo que podría hacer cualquier marca que ésta llevara cosida en el pecho. Igualmente, nunca terminaré de entender la moda reciente de los hombres anuncio. Esta moda de ir “parcheado” con infinitos logos a cual más grande y llamativo carece de elegancia y estilo alguno.

De la misma manera reconozco que no deja de sorprenderme como marcas por todos conocidas que hasta bien recientemente se limitaban a estampar el logo de su marca de forma clara pero disimulada hoy han aumentado en gran medida éste de manera que no pase ya inadvertida para nadie y se convierta en el hecho distintivo de la prenda.

Si ya resulta francamente difícil encontrar caballeros que sepan de la importancia de vestir el zapato adecuado con traje, todavía es menor el número de aquellos que sean conocedores de ello a la hora de vestir sin corbata. Las zapatillas de moda del momento o, en el mejor de los casos, el tan recurrido mocasín americano se apoderan de los pies de la mayoría de los caballeros.

Si bien es de justicia reconocer que la variedad de modelos para vestir de sport aún siendo amplia no goza ni de la misma calidad ni de la misma belleza que sus hermanos que acompañan al traje, también es cierto que de tener buen gusto y saber dónde acudir se pueden encontrar zapatos de gran belleza que combinarán, y resaltarán, con gran estilo cualquier atuendo casual.

La libertad es casi absoluta a la hora de decantarse por uno u otro zapato. Dependiendo del atuendo escogido y del carácter y seriedad que queramos imprimir a nuestro atuendo podremos escoger desde un zapato de piel vuelta de doble hebilla, un tassel, un full brogue o incluso unos spectators.

Y algo similar ocurre con la elección de los colores de los zapatos. Si bien el traje, por norma general, no recibe con buen agrado zapatos con tonalidades alejadas al negro, el burdeos o los marrones oscuros, los conjuntos de sport son más flexibles y permiten entrada de colores más claros o que obligatoriamente no tienen que combinarse de forma seria. Por ejemplo, el propio modelo que ilustra este artículo podría ser vestido con un ojo de perdiz gris no muy oscuro pero con seguridad daría un toque mucho más especial de vestirse en un conjunto de sport que fuera acompañado de un pantalón de pana fina y boca estrecha azul oscuro.


Los conjuntos de sport admiten con una gran sonrisa todo tipo de complementos como cinturones, calcetines de colores de diseños más atrevidos, pashminas, pañuelos de bolsillos alegres etc.

Los looks que inexorablemente el futuro traerá consigo, se distinguirán por contar con prendas diferenciadas, esto es, serán conjuntos formados por chaquetas y pantalones independientes pero no ya por trajes de dos o tres piezas del mismo tejido y color como hasta ahora hemos visto.

Aunque cueste reconocerlo pienso que ocurrirá algo similar a lo sucedido con los casual Fridays.



No mucho tiempo atrás acudir al lugar de trabajo, incluso los viernes, con algo que no fuera un traje de chaqueta hubiera sido considerado casi como una temeridad. Sin embargo, hoy la vestimenta durante los viernes se ha relajado, desgraciadamente casi siempre en exceso, y el traje suele descansar en el armario durante este último día de la semana laboral incluso hasta en el de muchos de los caballeros de profesiones más tradicionales. Y esta realidad no creo que desgraciadamente ya tenga marcha atrás y la vestimenta informal se terminará apoderando en exclusiva también del resto de días de la semana.

Por todo ello, parece que el hacerse con un extenso juego de chaquetas de sport, camisas, pantalones y zapatos cobre cada día más sentido y repartirse el presupuesto dedicado a adquirir conjuntos de sport y formales se deba repartir, de momento, al menos a partes iguales.

A pesar de todo lo anteriormente escrito e independientemente de lo que nos depare el futuro y las nuevas costumbres resulta difícil imaginarse que un caballero pueda estar inapropiadamente vestido de decantarse por un traje de chaqueta acompañado de una corbata combinado acertadamente con un bonito zapato inglés de cordones y color oscuro.



El Aristócrata

lunes, 28 de abril de 2014

Claves de Estilo: 10 Normas que Romper al Vestir de Traje



Seguramente todos hayamos podido comprobar alguna vez como hay caballeros que en han escogido para su atuendo una prenda a priori poco acertada y que sin embargo con ella han conseguido un resultado especial. Igualmente, todos habremos sido testigos de como muchos de ellos se atreven a combinar prendas o complementos pensados para ser vestidos con otro tipo de conjunto y asimismo obtienen un efecto de lo más interesante. 

Hay gente que tiene un don especial, o quizás le debamos llamar estilo, y no les importa experimentar con cosas nuevas aunque ello signifique asumir el riesgo que en una sociedad como la nuestra una decisión como esta conlleva. Aquí no estamos hablando de los conocidos como fashion victim, quienes no solo no tienen estilo alguno sino que además su indumentaria suele rozar más lo esperpéntico que cualquier cosa cercana a un posible estilo. Tampoco nos referimos a aquellos caballeros que se deleitan al escuchar que alguien se refiere a ellos como dandi. Estos si bien alguna vez pueden sorprendernos gratamente, es tal su afán de protagonismo, excentricidad y necesidad de considerarse “marcadores de tendencias” que son muchos más sus patinazos que sus aciertos. 

Nos referimos, por el contrario, a esos caballeros que conocen las pautas más puristas del buen vestir y la historia que se encuentra detrás de cada prenda. Caballeros que son capaces de infringir dichas normas, pero no negarlas, y además hacerlo con sorprendentes resultados. Caballeros que dejan su impronta con su estilo particular. 
Recordemos la frase que traíamos a esta página hace unos días de Schopenhauer que decía que "all truth passes through thee stages. First it is ridiculed. Second, it is violently opposed. Third, it is accepted as being self-evident”. Curiosamente esta frase es perfectamente aplicable a no pocas innovaciones en el vestir. 

A lo largo de la historia han existido personajes que han marcado no sólo el estilo de vestir de su generación sino que además han sido los responsables de que ya desaparecidos, sus innovaciones pasaran a formar parte del vestir diario de la generación siguiente. Y es a esas personas que han vestido con estilo a las que debemos principalmente este hecho. Estas han experimentado en su vestir con tal gusto y éxito que muchas de sus extravagantes creaciones se consideran hoy hasta algo clásico y refinado. 

Por ejemplo, podemos afirmar que Brummell o más recientemente el Duque de Windsor fueron unos revolucionarios en el vestir y que sus aportaciones a la moda masculina fueron innumerables. Sin embargo, si bien hoy muchos de aquellos “experimentos” ya no se cuestionan no siempre fue así. 

Bastaría, por ejemplo, con haber podido observar la reacción de los homólogos de la época de Eduardo VIII al verle vistiendo una chaqueta de esmoquin con solapas redondas, zapatos de piel vuelta con el traje, su característico cuello windsor full cutaway, sus llamativas mezclas de diseños y colores, la raya en el pantalón, etc. Con seguridad la reacción que vio poco tendría que ver con la que hoy le brindarían. 
Hay normas que han llegado hasta nuestros días y que aun siendo correctas de no seguirlas y optar por otras más estilosas el resultado sería más vistoso. 

Cuando vestimos de traje hay obviamente que tener en cuenta ciertas consideraciones. Así por ejemplo ciertas medidas de la chaqueta, el uso de corbata o el de zapatos de cordones que son pautas todas ellas de obligatoria observancia. Sin embargo, hay otras muchas que dependiendo de la interpretación que cada uno de nosotros haga de ellas pueden dar lugar a resultados dispares. 

He querido recopilar este mes diez recomendaciones que pueden aportar un toque de aire fresco, elegancia y estilo al vestir del caballero que todavía se vale del traje para su día a día. Aun no estando todas, estos diez consejos ayudarán con seguridad a aportar alegría y algo de variedad a los aburridos y tímidos armarios españoles. 

1. Crea un estilo propio que te identifique y con el que te sientas cómodo y mantenlo ajeno a las modas pasajeras 

No me acuerdo donde escribí una vez que si tu hijo y sus amigos se reían de ti al verte en una foto de hace quince años por la “pinta” con la que allí aparecías sería seguramente porque tu indumentaria respondía a la moda del momento.
En este respecto siempre he puesto el ejemplo de James Bond, un personaje al que han vestido a lo largo de sus muchos años de vida con un aspecto intemporal y cuyos conjuntos, incluidos aquellos primeros de Sean Connery, siguen siendo hoy ponibles. Quizás no serán los más actuales pero con ellos iríamos mucho mejor vestidos de lo que hoy van muchos caballeros. Desgraciadamente me temo que esto no volverá a pasar con los fuertemente influenciados por la moda modelos de Daniel Craig aunque esto es ya otro tema. 

Se puede tener un estilo u otro pero no creo que haya peor cosa que dejarse llevar por ciertas tendencias, o lo que es incluso peor, por las absurdeces que desfilan por las pasarelas de moda de medio mundo. Esto además de poner en evidencia la falta de personalidad de quien a ellas sucumben garantiza las risas de quien se fije en nuestra foto unos años después de que haya sido tomada. 

No son pocos los caballeros que cuentan con un estilo propio y que lo mantienen a lo largo de los años haciéndolo impermeable a las modas de cada generación. A lo mejor no se han rendido a la tendencia de las corbatas de 8 centímetros o a las solapas estrechas o incluso puede que no sepan que es el hombro-camisa pero siempre han sido fieles a un estilo intemporal. ¿Cuántos caballeros de más de setenta años pasean por Bond Street con el mismo aspecto que lo hacían cuando tenían cuarenta? Para bien de la elegancia todavía muchos. 
Otros si bien no han hecho gala de ese estilo intemporal sí han imprimido a su ropa su marcada personalidad y a lo largo de los años esa personalidad ha calado en sus conjuntos y se ha convertido en su tarjeta de visita. 

Tanto en un caso como en otro de lo que se trata es que el estilo que transmitamos a nuestro exterior sea una prolongación de nuestra personalidad. El “disfrazarse” buscando un aspecto concreto no suele dar buenos resultados. Solo cuando vestimos conforme a nuestra personalidad nos movemos con soltura y sobre todo con seguridad. Debemos saber quienes somos y vestirnos en consecuencia. Tan malos resultados da el observar a un nuevo rico vistiendo un traje hecho por un reputado sastre como a un lord inglés cambiando su túnica por una chaqueta de cuero con tachuelas. 
Por lo tanto, la primera norma que romper al vestir de traje no es otra que hacerlo de forma ajena a las modas pasajeras y conforme a nuestra personalidad. 

2. Durante el día los zapatos marrones oscuros son siempre bienvenidos 

No seré yo quien diga que los zapatos marrones deban sustituir a los negros. Nunca nadie podrá echarnos en cara el no ir correctamente vestidos de acompañar a nuestro traje de un zapato negro. 

El negro es el color más formal y quedará siempre elegante con las tonalidades de los trajes más extendidos. Conozco a caballeros a los que nunca les he visto con zapatos que no fueran de color negro y siempre han vestido manera elegante. Sus zapatos negros Oxford lisos, full brogue semi brogue han pasado a formar parte de su tarjeta de presentación. 
Sin embargo, a la hora de vestir por la mañana y tratándose del día a día, los zapatos marrones en tonalidad coñac o chocolate aportan cierta relajación al atuendo de corbata al mismo tiempo que incorporan algo de aire fresco y desenfadamiento

Reza un dicho inglés que “brown is the new black”. Si bien yo no comparto del todo este parecer y sigo pensando que un zapato negro debería ser siempre la primera compra de todo caballero elegante, también es cierto que en las ocasiones no muy formales los zapatos marrones oscuros aportan un toque extra de estilo al traje de chaqueta. 

A pesar de esta afirmación, es importante recordar que cuando hablamos de zapatos marrones oscuros nos estamos refiriendo solo a aquellos de colores próximos al chocolate y no aquellos otros tonos claros que desafortunadamente son los que parecen triunfar entre los señores españoles. 
Yo sigo siendo un fiel cliente de las casas de Northampton y húngaras pero hay que reconocer que los zapateros italianos cada día se esmeran más en la calidad de sus zapatos añadiendo ese toque de diseño y finura del que todavía los ingleses no pueden presumir. Y es precisamente en las hormas italianas donde el color marrón alcanza todo su esplendor. 

3. Llegó la hora de jubilar a nuestros calcetines negros 

Es cierto que hasta no hace mucho tiempo buscar alternativas en nuestro país al calcetín negro se antojaba francamente difícil pero hoy tanto las facilidades que ofrece internet como la oferta que brindan las tiendas más punteras hacen que no haya ya excusas para seguir optando por este muertecino color a no ser que se vista de frac o esmoquin. 

Ya hemos hablado de las ventajas que tiene el hacer coincidir nuestros calcetines con el del color del pantalón. Y como a mí al menos no me gustan nada los trajes negros no parece tener mucho sentido seguir abusando de ese color en nuestros calcetines. 
Obviamente, la vestimenta debe ir acorde con el momento y el lugar en que se vista pero si tenemos que vestir de traje en nuestro día a día con seguridad habrá muchas ocasiones donde nuestra vestimenta se pueda relajar y consecuentemente introducir algo de estilo en nuestros calcetines. 

Hay colores como los granates, los berenjenas o los verdes oscuros que raramente pueden desmejorar debajo de las tonalidades de los trajes azules y grises de los trajes más extendidos. Y si además hacemos que estos nuevos colores se insinúen con los de la camisa, la corbata o incluso el pañuelo de bolsillo el resultado final será de lo más interesante. 

Si estos son una opción elegante además de segura y que aportan un toque especial, las posibilidades con las que dar un toque de estilo a cualquier conjunto son de lo más variadas. Por ejemplo, se puede jugar con calcetines de colores lisos o con otros que contengan algún motivo como lunares o rayas. Como todo aquello donde la palabra estilo está presente, se necesita contar con un gusto especial y cierta sensibilidad para no traspasar la delgada línea que separa lo estiloso de lo forzado o excéntrico. 
4. ¿Por qué seguir insistiendo en los trajes azules y gises?. Demos entrada a nuevos colores y tejidos y experimentemos la diferencia 

Ha llegado la hora de empezar a diferenciarse de la masa uniformada y alternar los trajes azul marino y grises con otros colores menos vistos pero no por ello menos elegantes. Igualmente, es el momento de comenzar a vestir nuevos diseños y dejar los estampados lisos para las ocasiones más formales. Trajes marrones oscuros de raya diplomática, estampados de cuadros, lisos azul claro o los intemporales Príncipes de Gales darán a nuestro armario la variedad que este reclama. 
Si pudiéramos comparar la foto de un grupo de comensales en un restaurante en el mes de febrero con otra en el mes de julio apenas observaríamos diferencias. Y esto no puede ser. Y no puede ser porque cada temporada tiene sus particularidades y el clima, la luz, la alegría etc del invierno y del verano son diferentes y esa diferencia se debería reflejar también en nuestro atuendo. 

Y no solo en los colores de nuestra ropa sino también debería hacerlo en los tejidos que se eligen en una y otra estación del año. Por ello, si bien parece lógico que en la época más fría del invierno las franelas se apoderaran de las mesas de nuestro restaurante, los trajes de lino, testimoniales hoy, deberían hacer lo propio en los meses más calurosos. 

Hoy es tal la uniformidad que impera en los armarios de los caballeros españoles que hasta los clásicos, y hasta no hace mucho populares, ojo de perdiz son difíciles de ver por la calle. Basta con entrar en una gran superficie y observar los trajes que hay expuestos. La inmensa mayoría son azules y grises y los más vendidos son sus versiones lisas. Si esto es preocupante, decepcionante es echar un vistazo a las pruebas de nuestra sastrería para observar una tendencia similar. 
Queremos pensar que es la timidez y no la falta de gusto la responsable de esta triste realidad. Por ello, los caballeros que nos hagan caso no pasarán desapercibidos a ese ojo sensible que aprecia el individualismo y la belleza en cualquiera de sus manifestaciones incluida la que un traje diferente pero estiloso puede llegar a transmitir. 

5. ¿Por qué si los tirantes aportan tantos beneficios estéticos apenas nos decantamos por ellos? 

Seguramente la recomendación de usar tirantes encajaría mejor en cualquier artículo donde la palabra elegancia, y no la de estilo, fuera la protagonista del mismo. Y esto es así porque si algo aportan al traje de chaqueta los tirantes es elegancia. Con esto no queremos decir que sean un complemento poco estiloso pero lo que son sobre todo es elegantes.

Aunque en este punto solo los caballeros ingleses nos darían la razón, hay que admitir que las ventajas que proporciona el uso de los tirantes son tan visibles que justifican sobradamente el que nos valgamos de ellos para mantener nuestros pantalones en su sitio. Aunque solo fuera por no arrastrarlos, como suele ser la norma general de nuestras calles, su uso está más que justificado. 
Como le ocurren a otros complementos de la vestimenta masculina, si el uso de tirantes no está extendido es sencillamente por la timidez o vergüenza que capitanea la elección de nuestro armario. 

Las ventajas estéticas han sido en esta página estudiadas en detenimiento varias veces y por ello no volveremos sobre ellas. Sin embargo sí queremos profundizar en lo que apuntábamos al principio cuando decíamos que los tirantes además de aportar elegancia también eran un complemento perfecto para que nuestro conjunto ganara estilo. 

Atrás quedaron los años en que los pantalones eran sujetados por pinzas metálicas. Hoy las lazaderas de piel consiguen un mejor efecto estético y además reparten en varios puntos la tensión que se realiza sobre el pantalón evitando el efecto tirón. 

Igualmente, la oferta de tirantes ha aumentado y ya se pueden encontrar en multitud de colores y diseños. Además, dicha oferta ha hecho que los modelos hayan evolucionado y podamos encontrar variedades de lo más interesantes. Yo reconozco que sigo siendo un fiel cliente del clásico tirante 2x1 donde además queden las lazaderas visibles pero esto no significa que no encuentre interesantes las propuestas donde estas quedan ocultas tras el tirante. 
Ni que decir tiene que los tirantes siempre consiguen un mejor efecto en los pantalones donde el largo y la caja de los mismos haya sido cortado pensando en que estos serían vestidos precisamente con tirantes. La parte delantera y trasera de la caja del pantalón de tirantes es asimétrica ya que por norma general la parte trasera suele ser más alta y además cuenta con un corte en el centro para evitar el efecto tirón del que hablábamos. 

Hay caballeros que cosen a los pantalones de confección botones interiores pensando en alguna ocasión especial usar tirantes. Esto tiene el problema, más allá del efecto tirón, de que el largo del pantalón se quede corto cuando se usen los tirantes o largo cuando tomen su lugar el cinturón. Igualmente, apuntar que un pantalón de tirantes siempre queda más elegante prescindiendo de los pasadores del cinturón y contando con dos pletinas laterales o una central en la cintura. 

6. El estilo que proporciona el traje cruzado es difícilmente igualable por el de hilera sencilla 

Siempre hemos mantenido que el traje de hilera cruzada es mucho más estiloso, además de más elegante, que el de hilera sencilla. Si bien los señores italianos parecen compartir con nosotros esta afirmación, los españoles, de atenernos a sus elecciones, está claro que no podrían estar más en desacuerdo con nosotros.
A pesar de ello, yo siempre he mantenido, mantengo y mantendré que el traje cruzado, ya sea un su modalidad 6x2 o en la tan actual modalidad de chaqueta Kent, posee una belleza y un estilo muy difícil de ser igualar por la chaqueta sencilla. 

Una vez más es la timidez la que hace pensar que el uso del traje cruzado apenas se vea por nuestras calles. El traje cruzado es de esas prendas capaces de aunar elegancia y estilo en un solo uno. Además, exceptuando a aquellos caballeros de muy reducida estatura, el traje cruzado siempre favorece más que el de hilera sencilla. 

Los muestrarios más actuales de telas diplomáticas son un cómplice perfecto para ayudarnos a ganar confianza y darle una oportunidad a este tipo de corte. Además, los trajes de franela marrones diplomáticos en invierno o los azules cielo o claros en verano aportan un estilo imposible de conseguir en su versión de hilera sencilla. 
Si como los años nos ha demostrado estos argumentos no han sido lo suficientemente sólidos para convencer a los caballeros españoles de seguir nuestra recomendación, sí al menos deberíamos probar a incorporar un tres piezas en nuestro armario. El chaleco del tres piezas da un toque especial al traje sencillo y nos permite jugar con un mismo traje dándole dos estilos según lo acompañemos o no de chaleco. 

A nadie le llamará la atención si digo que para mí la versión cruzada del chaleco es la más elegante. Sin embargo, también los chalecos de hilera sencilla son un guiño a la vestimenta más clásica y hoy cobran una gran actualidad aportando un importante grado de estilo al conjunto. 

7. Luce el pañuelo de bolsillo sin que te importe el qué dirán. Es lo correcto 

Hace un par de meses escribíamos un extenso artículo sobre el pañuelo de bolsillo que venía a completar el escrito hace ya algunos años.
Quien disfrutara con la lectura de ambos coincidirá con nosotros en que la vestimenta de un pañuelo de bolsillo es de todo punto obligatorio cuando se viste de traje o cuando una chaqueta completa nuestro atuendo de sport. 
Cuando alguien empieza a vestir un pañuelo suele optar por mostrarlo de forma tímida y decantarse por modelos de lo más clásicos. Esto que es de todo punto comprensible es el cimiento en el que descansaran las múltiples elecciones por las que opte en años posteriores. 

Al empezar a vestir el pañuelo lo más normal es mostrarlo de forma paralela a la costura del bolsillo. Si bien hay caballeros que son fieles a esta disposición durante prácticamente toda su vida hay muchos momentos y ocasiones donde un toque de “desorden” es bienvenido. 

A pesar de existir infinidad de maneras de mostrarlo, incluso hay guías de estilo para ello, aquellas formas demasiado estudiadas que se traducen en figuras geométricas, a mí al menos, no me parecen las más acertadas. Cuando te paras demasiado tiempo a pensar cómo vas a mostrar el pañuelo de bolsillo ocurre, al igual que pasa cuando se hace lo propio sobre cómo combinar las diferentes prendas de atuendo, que el resultado termina siendo demasiado forzado. 
Por ello, como ya se apuntó en el último artículo del pañuelo de bolsillo, parece más recomendable dejarlo caer en el bolsillo de manera natural y en todo caso colocarlo mínimamente y buscar la imperfección de lo perfecto. 

Al haberlo hecho ya no volveremos a insistir en la conveniencia de jugar con los colores y las texturas entre las diferentes prendas y según sea la estación del año. No obstante, sí queremos volver a insistir en que cada día hay más pañuelos con diseños de lo más interesantes los cuales pueden romper la seriedad inicial del conjunto de chaqueta y dar un toque de estilo y desenfado a todo él. 

8. Las corbatas tricot son un guiño a la moda más intemporal y denotan un gran estilo 

Es curioso observar como lo que antes de ayer era moda, ayer ya era algo desfasado y hoy de repente vuelve a ser tendencia. 

Siempre me he mostrado contrario a las modas, sobre todo frente a las absurdeces que desfilan por las pasarelas de medio mundo. Obviamente, la industria de la moda tiene que vivir y para ello cada temporada se tienen que reinventar y convencer a la población de que ahora es el momento de vestir tal o cual cosa. Y desgraciadamente un porcentaje de población compra su idea y se disfraza para regocijo de los balances de los grandes grupos de moda. 
En cambio, en la vestimenta clásica masculina los cambios son mínimos e imposible de detectar de un año a otro. Sólo estudiando las décadas en su conjunto se puede sacar conclusiones sobre la evolución del vestir en esos diez años. 

Dicho esto, lo que sí se puede apreciar en la vestimenta masculina es como hay tendencias que vienen y van a lo largo de los años. Esto se puede observar en el tamaño de las solapas, las terminaciones de las mismas, los anchos de las corbatas, los cuellos de las camisas, el largo de la chaqueta, el diámetro de la boca del pantalón, en las chaquetas cruzadas etc. 

E igualmente se puede notar en ciertas prendas. Y una de ellas son las corbatas conocidas popularmente como tricot. Este tipo de corbatas, muy populares hace treinta años, “volvieron” apenas hace dos para reclamar nuevamente un lugar en el armario de los caballeros más estilosos.
Aunque muchos de nosotros ya vestíamos estas corbatas antes de que se convirtieran en un complemento de moda más, es cierto que otros las descubrieron recientemente y haya sido por moda o porque han visto la elegancia y el estilo que estas proporcionan no han dudado en darles la bienvenida con los brazos abiertos.
Lo bueno de la moda masculina clásica es que es la única que nunca es “de otro tiempo” sino que por el contrario siempre permanece actual. Por ello, este tipo de corbata está tan presente antes como ahora y los señores que sean capaces de apreciar su belleza no tendrán inconveniente alguno en vestirla tanto hoy como mañana. 

A la hora de escogerla sólo un consejo: si es de seda arrúguenla fuertemente y comprueben si su seda emite pequeños “quejidos” sonoros. Si es así, la seda de esa nueva tricot es de calidad. 

Apuntar antes de abandonar este nuevo “revival” que por mucho que nos intenten convencer diseñadores, futbolistas y actores de Hollywood, las corbatas súper estrechas ni son estilosas ni por supuesto cuentan con elegancia alguna. Y para aquellos que trabajen en una gran corporación recuerden huir de las corbatas corporativas; nadie de los que leemos esta página somos ganado. 

9. El reloj de bolsillo aporta además de belleza y personalidad todo un mundo de estilo 

A los que somos apasionados de la relojería, la belleza de un reloj de bolsillo, más si este es de época, no restaurado y en versiónhunter, es difícilmente igualable por la de cualquier reloj de muñeca. 

Sus mecanismos mecánicos y el placer de deleitarse de manera sencilla con la visión de los mismos es incomparable. Si a esto añadimos la delicia que supone sacar ese reloj del bolsillo del chaleco y comprobar la hora estará claro por qué el optar por un reloj de bolsillo ni es elegante ni estiloso; es sencillamente una necesidad para todo amante de las cosas bellas; independientemente de cómo estas se manifiesten. 
Sin embargo, es nuevamente la timidez y el qué dirán lo que hace que su uso esté tristemente más extendido entre los que se dejan llevar por las tendencias del momento que entre los caballeros amantes de la relojería y la verdadera elegancia. Este fenómeno es muy similar al que se aprecia en el uso del sombrero. 

Los conjuntos pertenecientes al atuendo formal agradecen mucho lucir uno de estos relojes. Como hemos apuntando varias veces, se trata de dar cierta homogeneidad y concordancia a todo el conjunto. De ahí que no tenga sentido vestir un chaqué con una boca de pantalón excesivamente estrecha o un frac con una chaqueta de solapas estrechas. Por ello mismo, si hay un reloj que se identifica con la solemnidad e historia de estos conjuntos centenarios esos son los relojes de bolsillo.
Independientemente de que ahora estos relojes vuelvan a estar de moda y que ya casi todas las marcas conocidas los incluyan en sus nuevos catálogos, la belleza, estilo, conveniencia y elegancia del reloj de bolsillo cuando acompaña también a un tres piezas es palpable a todas luces. 
Los trajes de tres piezas no dejan de ser un guiño a la elegancia más intemporal y es por ello por lo que el reloj de bolsillo tiene un efecto especial sobre ellos. Como acabamos de apuntar el resultado final será bienvenido por todos aquellos que sepan apreciar la belleza en cualquiera de sus manifestaciones. Y además de elegancia, la cadena que cae a lo largo del chaleco aporta, qué duda cabe, un más que interesante toque de estilo al conjunto final. 

10. El abrigo, antes una prenda elegante, hoy también estilos

Hasta hace no muchos años ningún caballero se podía permitir no contar con un abrigo para las ocasiones más formales. Solo cuando este estaba en su armario se planteaban dar entrada a prendas menos formales o de un uso más de sport.
Hoy nos encontramos curiosamente justo en la situación contraria. Solo cuando está lleno ese armario de chaquetas de marca y de moda y solo ante un caso de necesidad el caballero español se plantea hacerse con un abrigo de corte clásico. 
No vamos a entrar a analizar todo lo que un buen abrigo puede aportar a nuestro look ya que precisamente el mes pasado dedicábamos un extenso artículo a ello. Lo que sí parece interesante apuntar es que bien porque el abrigo sea una prenda en desuso, o bien porque su corte se ha reinventado o porque los caballeros más estilosos lo hayan recuperado del olvido y rediseñado, esta prenda vuelve a estar de plena actualidad. 

Quizás porque ya no se vista, quizás porque se haya estilizado su corte o porque una nueva paleta de colores haya entrado en escena, lo que parece claro es que si antes eran elegantes ahora son la prenda de la que muchos caballeros se valen para marcar su propio estilo. 

Seguro que podríamos nombrar fácilmente otros diez consejos pero estos ya os lo dejo a vosotros que los elijáis. 

El Aristócrata

miércoles, 23 de abril de 2014

VITALE BARBERIS CANONICO: CLASSIC WITH A TWIST



El pasado fin de semana tuve la doble suerte de asistir a la celebración del 350 aniversario del legendario telar italiano Vitale Barberis Canonico. Y digo doble porque por un lado disfrute de una puesta en escena como solo los italianos saben hacer y por otro porque fui el único medio español invitado. 

Aunque sus 350 años le valen a la mítica casa italiana no necesitar presentación alguna, para aquellos que no la conozcan decir que VBC es el telar más antiguo del mundo y el primero también a nivel mundial en cuanto metros de tela producidos. El que exporten el 80% de su producción a más de cien países le convierte también en la casa del sector con mayor presencia internacional. 

Podría parecer curioso el que tras más de trescientos años este telar siga estando en el mismo sitio que lo vio nacer. Pero dicha extrañeza dejar de serlo cuando se conoce que la zona de Biella es la zona de Italia donde el agua es más pura, algo fundamental a la hora de producir las telas. Como nota curiosa comentar que las chicas allí presentes comentaron durante algún momento de los dos días que pasamos en Biella el placer que suponía lavarse el pelo con el agua la ducha. 
Igualmente, otra nota destacable de la casa que está detrás de la mayoría de las telas de Drapers y de una muy buena parte de las de Ermenegildo Zegna es el hecho de que todo el proceso de confección tiene lugar en las factorías de Biella sin que externalicen ninguna parte de este. 

Dicho esto, no es mi intención narrar el proceso de confección de sus telas ni entretenerme en resumir los 350 años de una de las poquísimas empresas que puede presumir estar dentro de Les Hénokiens. Por el contrario, os voy a contar mi experiencia personal como uno de los pocos asistentes a tan interesante evento y el porqué estos señores son únicos cuando de dejar su impronta se trata. 

Desde el momento en que sales de casa y hasta que vuelves todo está organizado milimétricamente y no tienes que preocuparte de nada. Una persona asignada a cada invitado está siempre pendiente de que encuentres todo a tu gusto a tu llegada y de que no te falte de nada hasta tu regreso. 
Muchos antes que yo han dicho que ente lo bueno y lo excepcional la diferencia está en los detalles y yo solo puedo estar de acuerdo con esta afirmación. 

Detalles como encontrarte a la llegada al evento con un mayordomo perfectamente ataviado de chaqué, a medida por supuesto, y cuya misión sea solo acompañarte con un paraguas hasta la entrada ya es una muestra clara de cómo una marca cuyo lemotif es que sus telas se utilicen para hacer trajes a medida cuida su reputación al máximo. 

Una vez dentro del telar la persona que ha organizado todo tu viaje te espera para darte la bienvenida y presentarte tanto a los dueños de la casa como a otros invitados con los que sabe tienes alguna afinidad.
 
En el propio catering te das cuenta porqué los italianos son únicos defendiendo sus productos y porqué por más que nos pese nos llevan muchos años por delante en el posicionamiento de sus marcas. Yo siempre he pensado que de todo el mundo, y de todo, se puede aprender, unas veces para saber qué tienes que hacer y otras simplemente para conocer lo que nunca deberías hacer. Igualmente, soy de la opinión de que siempre es mejor acercarte con humildad y con ganas de aprender de lo que nuestros homólogos hacen. Y de los italianos tenemos, y mucho, que aprender. 

Y digo todo esto porque al contrario de lo que ocurriría en un catering en España donde agasajaríamos a nuestros invitados desde con tartaleta de no se qué, sushi de no se cuantos, milhojas del mar de Cuchunchú etc. etc. los organizadores de este evento se decantaron solo por productos 100% italianos. Infinidad de tipos de quesos, jamón de Parma, diferentes tipos de olivas, pasta etc eran los productos que adornaban los platos de los allí presentes. Ni que decir que los vinos, y hasta las mismísimas ginebras, eran, como no podía ser de otra forma, todos productos nacionales. 

Sin embargo, el complejo de inferioridad del español, mas si cabe el de los de clase más alta, hacen que ya hasta nos de vergüenza ofrecer jamón ibérico, dicen que por lo visto ahora esto es de pueblo, y por el contrario ofrezcamos productos que poco o nada tienen que ver con nuestra historia más legendaria gastronómica. ¿Os imagináis, por otro lado, qué diría tal o tal otra señora de su amiga la Marquesa de Chinchilla si en vez de darle ese champán tan mediocre, pero, eso sí, del grupo LVMH, le ofrecieran un vino espumoso, pero bastante mejor, hecho en Alicante? En fin, que una vez más me toca decir que tenemos lo que nos merecemos y que nos iría mucho mejor si defendiéramos nuestros productos y si nos dejáramos de mirar el ombligo pensando que somos los mejores y que todo lo que hacen los demás triunfa o por su marketing o porque su Gobierno les apoya. 
Otra cosa que me llamó la atención de la familia VBC es que a pesar de su reconocimiento y posicionamiento internacional son personas de su familia y de su gente. Y es que a pesar de las relaciones de esta familia y de sus negocios, el acto estaba claramente organizado pensando en sus familiares y amigos y solo unos cuantos medios muy escogidos al margen de aquellos. 

Al terminar el piscolabis de recibimiento pasamos al departamento donde se custodian los archivos con las telas más antiguas. La pertinente explicación sobre cómo se realizaban las telas hace trescientos años, cuando la maquinaria era francamente rudimentaria y la mano del hombre tenía que suplir sus deficiencias, fue de lo más interesante y entretenida. Su estudio nos develó la infinidad de tejidos que antes se producían. 

Desde los fabricados para atender a los ejércitos y caracterizados por su grosor, impermeabilidad y resistencia, hasta los más delicados de seda hicieron las delicias de los allí presentes. También me llamó poderosamente la atención la enorme variedad de colores, y sobre todo de texturas, que hace doscientos años demandaban los señores de entonces. Solo ver los anuarios dedicados a las telas de abrigo te da una idea de todo lo que nos hemos perdido en este Siglo con la obsesión de homogeneizar y oscurecer la vestimenta masculina. 
Fue entonces cuando a los medios allí presentes, GQ Japan, The Rake, Permanent Style, Parisian Gentleman, y la revista Rolling Stone nos recibieron Francesco Barberis Canonico y Giovanni Barberis Organista. Indudablemente no soy tan ingenuo como para pensar que son fieles lectores de mi página pero lo que sí me consta es que se habían tomado la molestia de haber pasado tiempo con su departamento de marketing para conocer algo de cada una de nuestras publicaciones. Otro detalle que habla de la importancia de cuidar los detalles. 

Concluida nuestra charla Francesco dio unas palabras a todos los allí presentes y brindó por otros 350 años. Al celebrarse el aniversario en el mismo día de San Valentín todas las tartas tenían forma de corazón lo que dio un toque bohemio a la gran fiesta que cerró el aniversario. 

Sin entrar en pormenores, solo quiero nombrar algo que me chocó bastante. Y no fue el hecho de que por cada traje de hilera sencilla hubieran cinco cruzados. Fue más por ese grupo de rock and roll que en uno de los patios abiertos empezó a animar la velada con un tipo de música que dista mucho de mis gustos personales. Y es que tras ese enorme ruido de batería y guitarras eléctricas se escondían tres tipos con cabelleras que ya le gustaría a la mía perfectamente ataviados con trajes a medida además de fenomenalmente conjuntados. 
Y si es que los italianos son especiales la familia que forma VBC es única. 

El Aristócrata

lunes, 21 de abril de 2014

LA ATEMPORALIDAD DE LA MODA MASCULINA CLÁSICA



Estimados lectores,

Mientras termino de preparar un apasionante artículo describiendo todo el proceso de fabricación de un Hunting Bowlerme gustaría compartir con vosotros un artículo que escribí para el suplemento Fuera de Serie del periódico El Mundo hace unas semanas.

...Antes de empezar a llenar de apasionantes historias las hojas de nuestro diario, nos gustaría escribir un prólogo al que poder acudir cuando los fantasmas de la moda se acerquen a nosotros intentando convencernos de seguir sus deseos. 

El escritor británico Oscar Wilde se atrevió a apuntar muy acertadamente ya en el S. XIX que la moda era una forma de fealdad tan intolerable que era necesario cambiarla cada seis meses. Y a pesar del tiempo transcurrido desde que aquel gran dandi nos dejó, su afirmación sigue hoy plenamente vigente. 
Siempre me he preguntado qué sentirán los seguidores de las modas del momento al contemplar esas fotos suyas tomadas hace diez años. O incluso me inquieta, si cabe más, saber lo que pensaran en sólo un par de años los que hoy hacen suyas las propuestas que presentan los más conocidos gurús de la moda. Sin embargo, cuando uno observa aquella manera de vestir de actores como Cary Grant o Sean Connery en su papel de James Bond se da cuenta de que aquellos “viejos” conjuntos son hoy, más de cincuenta años después, mucho más actuales que los que se vieron el año pasado en cualquier conocida pasarela. 

Sin lugar a dudas aquellos trajes bien agradecerían una cierta actualización pero incluso sin ella todavía hoy serían mucho más ponibles que los que aquella moda pasajera de la que hablaba Oscar Wilde intenta imponernos. ¿Acaso se puede ver hoy ya una propuesta de un frac como los que lucía Fred Astaire en la gran pantalla?. 

Unos Oxford ingleses hechos a medida, una corbata napolitana cosida a mano, un traje de tres piezas de lino, un abrigo beis cruzado de pelo de camello, etc. son todas ellas opciones que nunca pasarán de moda y que separan al verdadero amante de lo exquisito de esa víctima de la moda al que le dictan qué tiene que vestir cada temporada. 
A pesar de que todo lo anterior pudiera conducirnos a pensar que es precisamente la moda la que decide el armario del hombre del S.XXI, los hechos nos regalan una realidad bien diferente. Hoy las sastrerías, camiserías, zapaterías así como las casas de lujo de complementos específicos para el hombre viven un momento de auge solo comparable al que conocieron antes de la llegada de la confección industrial. Los paladares educados y el hombre elegante saben diferenciar perfectamente la calidad, la personalización y la exclusividad de los productos artesanales e intemporales. 

Otro de los personajes que más influyeron en la vestimenta de su tiempo, el Conde de Chesterfield, decía que el estilo era el ropaje del pensamiento y que un pensamiento bien vestido, como un hombre bien vestido, se presentaba mejor. Y con seguridad el hombre de hoy se presentaría mejor de no exhibir llamativos logos, de conocer qué atuendo es el más apropiado para cada acto o de algo tan sencillo como diferenciar el modelo de zapato que mejor combina con su vestimenta. 
Antes de poner el punto final a este prólogo y empezar con el primer capítulo de nuestro diario me gustaría recalcar que la elegancia no es otra cosa, siempre desde mi punto de vista, que naturalidad, sencillez y saber estar. No es necesario sobrecargar absurdamente los conjuntos con infinidad de colores, diseños o complementos. Con un sencillo conjunto de traje y corbata azul marino y camisa azul cielo se puede ser francamente elegante y conseguir algo tan interesante, aunque difícil, como pasar desapercibido pero sin dejar a nadie indiferente. 

El Aristócrata