jueves, 27 de febrero de 2020

LAS TELAS DE ENTRETIEMPO



Aunque ahora mismo llueve con fuerza, la primavera ya está aquí. Si el año pasado las lluvias retrasaron su entrada, este nos acompaña desde hace varias semanas (este frío seguramente sea el último coletazo del invierno). 

Al clima que hoy vivimos, cambio extremadamente rápido de invierno a verano y de verano a invierno, sin prácticamente otoños y primaveras, se le debe, entre otras cosas, que los diseñadores presenten ya solo dos colecciones al año y no cuatro como antaño. Y precisamente por lo extremo del tiempo las telas de entretiempo apenas disponen de tiempo de ser disfrutadas. 
En años como este pasar de un traje de franela a uno de algodón es solo cuestión de días. Por ello, reservarles demasiado espacio en el armario pareciera carecer de sentido. Sin embargo, todavía las frías mañanas y las noches frescas agradecen tejidos relativamente abrigados y alejados tanto de los más gruesos invernales como de los más frescos veraniegos.  

El colorido de la primavera unido a las agradables temperaturas y a las muchas horas de luz de las que ya disfrutamos debería animarnos a contar con al menos cinco trajes y cinco conjuntos de chaqueta y pantalón de temporada. Para los trajes nada mejor que apostar tejidos frescos donde aparezca la lana mezclada con vicuña, lino, alpaca o seda. 
Toca igualmente disfrutar del colorido y alegría de la primavera y dar una oportunidad a tonos alejados de los clásicos azul marino y gris marengo parece un buen comienzo. Los trajes conocidos como dos piezas ganan protagonismo sobre clásico traje de chaqueta Para estos conjuntos de dos piezas si bien las telas son las mismas, se puede arriesgar más en cuanto a estampados y colores dando entrada a tonos más propios de verano que de invierno.

Es el momento de combinar chaquetas de estilosos estampados, como los cuadro ventana, con pantalones lisos. Las chaquetas de sport color lila, verde, azul o, por ejemplo, rojo mate son perfectas para disfrutar con estilo de la luz de esta estación.
Las conocidas como lanas frías además de caracterizarse por su gran traspiración. permiten jugar con estructuras menos armadas donde se prescinde de voluminosas hombreras, entretelas y forros. Estos trajes desestructurados dan como resultado una prenda menos pesada, más desenfada y sobre todo mucho más fresca y estilosa 

Transmitir a la ropa las particularidades de cada estación resulta fundamental para vestir de manera elegante todo el año. 
En la ropa de sport los jerséis de lana oscuros dejan paso a los de punto de tonos vivos y los pantalones de colores próximos al calabaza o azul claro y de fino algodón toman el lugar que en invierno ocupaban los más abrigados y oscuros. Los colores de las camisas se harán ahora más vivos, sus diseños más atrevidos y poco a poco el lino empezará hacer su aparición.

Cerciorémonos de que en los complementos también se note la llegada de la nueva estación. Tanto en la vestimenta de traje como en la de sport evitemos los calcetines de lana y sustituyámoslos por unos de fino algodón. Demos rienda suelta a nuestra imaginación y juguemos con divertidos estampados cuando la ocasión lo permita. 
Las corbatas de punto de seda deben ya ocupar el espacio dejado por las de lana, los gemelos se llenarán de color y de diseños alegres y los pañuelos de bolsillo de cachemira habrán dejado su lugar a los de lino y seda con detalles en verde, violeta o rojo. 

Una bonita pashmina de lino además de protegernos en las todavía frescas noches de mayo pondrá el broche de estilo tanto a los conjuntos de corbata como a los de sport. 
Y para las horas más frías nada mejor que los tan actuales acolchados sin mangas. El hecho de poder prescindir del abrigo se presenta como el guiño perfecto para introducir todos esos objetos que llenan nuestras manos disfrutando de los tan estilosos bolsos de mano que hoy fabrican las mejores casas de piel.

El Aristócrata

lunes, 10 de febrero de 2020

EL TRAJE DE “LA ENCICLOPEDIA DEL BUEN VESTIR”



Aunque se ha alargado mucho más de lo esperado, cada día está más cerca “La Enciclopedia del Buen Vestir”. Entre los últimos retoques estaba decidir la portada. Y para ello, de igual forma que se hizo en el “Manual del Perfecto Caballero”, escogí una composición de traje, camisa y corbata; todo ello siempre de mi armario.

Si la camisa corrió a cuenta de Mariano Langa, la corbata de Marinella, el traje lo realizó, también como en la otra portada, José María Reillo. Para este, y pensando en dicha portada, escogimos una franela de Holland & Sherry de estampado diplomático en azul marino; y, por supuesto, de hilera cruzada. 
La franela, además de ser un compuesto bastante transpirable y puramente de invierno, tiene la particularidad de tener cierta elasticidad, arrugarse menos que otras lanas y perder las líneas de la plancha, tanto en mangas como en pantalón, más rápido que también en otras lanas. Al contrario que en el estambre, la aparición de bolas por el roce en la entrepierna es muy poco frecuente; y muy difícil si la franela es de calidad. 
Todos evolucionamos y quienes tengan el “Manual” verán que el corte de aquel traje de hace ya ocho años difiere bastante de este. En este último vemos una silueta algo más ceñida, mucha menos hombrera, una chaqueta más corta, un pantalón más estrecho… Sin embargo, en lo que no ha cambiado ha sido en la forma de confeccionarse. Un patrón retocado a lo largo de los años, tres obligadas pruebas y muchas horas de taller. La mano de alguna nueva oficiala es todo lo que diferencia aquel de este traje. 
Cada vez me gustan más para verano los trajes cruzados del tipo 4x2, con sus bolsillos de parche y su ausencia de entretelas y forros. Sin embargo, para el invierno sigo prefiriendo los cruzados 6x2 y con cierto cuerpo. Esto no es ni mejor ni peor, es solo cuestión de gustos. Y para mi gusto el 6x2 con sus bolsillos estándar transmite algo más de seriedad; cosa que por otro lado perseguía para la portada del nuevo libro.
El traje está a falta de una última prueba. Ciertas bolsas se apreciaban en las asilas por la parte trasera y el cuello pedía también un cierto retoque por la espalda. Las mangas necesitaban medio centímetro extra. Pero por lo demás, estaba todo listo para la entrega.
La camisa encaja muy bien en el cuello del traje y a pesar de ser también de rayas tanto su estampado como su color conseguía, siempre desde mi punto de vista, un bonito contraste. Los clientes habituales de Mariano saben que una vez les haya tomado el pulso sus camisas no requieren ni de ser probadas. 
Las corbatas de Marinella son siempre especiales. Se puede elegir entre, literal, cientos de dibujos. Pero es su seda tan especial la que consigue los nudos más bonitos. El hoyuelo que hacen es único. Sin ser esta corbata llamativa combina acertadamente con traje y camisa no reclamando protagonismo alguno y dejando que sea el rostro el verdadero protagonista. 
Podíamos haber rizado el rizo buscando un pañuelo de color o con algún tipo de estampado, pero siempre presente el “menos es más” decidimos que difícil sería fallar con un pañuelo blanco mostrado de manera poco llamativa y todavía menos pensada. Además, con el paso de los años cualquier otra alternativa podría haber sobrecargado el look haciendo forzada la portada de un libro que está llamado a convertirse en un clásico.
Respecto al libro qué decir. Lo considero mi obra maestra. Dudo mucho que nunca más vuelva a escribir otro. El esfuerzo, la dedicación y el tiempo que requiere escribir tantas y tantas páginas hace inviable que pueda volver a hacerlo.  Y precisamente por la escasez de tiempo y porque quería que su contenido me llegara a sobrevivir es por lo que he preferido dedicarle varios años hasta sacarlo a la luz. 
Con la portada prácticamente concluida, lomo y contra también terminados solo falta que mi buen amigo José Antonio Tello me envíe la última versión revisada para enviarlo al maquetador y dejarlo listo para la imprenta. 

¿Os gusta la portada y la contra? ¿Cambiaríais o mejoraríais algo? ¡Gracias!

El Aristócrata