lunes, 29 de febrero de 2016

EL TRAJE HACE AL HOMBRE (Y NO AL REVÉS): LAS 5 PAUTAS DEL TRAJE PERFECTO

Harta de ver verdaderas atrocidades que inundan vuestros armarios, he decidido resumir en 5 puntos clave lo que tienes que tener en cuenta para que tu traje te siente como un guante.
No todos podéis tener un traje a medida -que siempre es lo ideal- pero también hoy en día venden trajes estupendos por tallas. Ahora bien, tienes que tener en cuenta estascinco reglas de oro para ir como un pincel.
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  1. Un largo perfecto de las mangas: ni por la mitad de las manos ni enseñando las muñecas. Estira los brazos a la hora de probarte la chaqueta para comprobar si es la talla perfecta.
  2. Corte adecuado de pantalón: muchos hombres no aciertan con las dimensiones de sus pantalones. Depende bastante también del tipo de zapato por el que optéis. La parte delantera debe descansar ligeramente sobre el zapato debiendo la trasera cubrir un poco el zapato en torno a uno o dos centímetros.

  3. Largo ideal de chaqueta: en los 90s se llevaron las maxi chaquetas y en los 60s la forma era súper entallada. El corte actual es más clásico y ¡no te debe hacer sentir pati-corto!.
  4. La caída natural del hombro: La línea del hombro de tu chaqueta debe coincidir con el hombro de tu cuerpo. No a las hombreras muy marcadas, no a los hombros caídos. Busca siempre las proporciones adecuadas.traje4
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  6. Un abotonado sin frunces: La chaqueta debe adaptarse a la silueta del cuerpo. Una vez que te la abroches, no debe hacer frunces en forma de X sobre tu torso, eso significará que es muy pequeña.
Y así amigo mío , no hay error posible.

lunes, 22 de febrero de 2016

DEL USO CORRECTO DE LOS COLORES



Al contrario de lo que ocurre en la vestimenta femenina donde la elección de un tipo de conjunto u otro responde, en la mayoría de las ocasiones, a una cuestión puramente personal, la del hombre obedece a un protocolo que data del S. XIX. 

Es este protocolo el que aconseja que en los conjuntos masculinos la elección de un color u otro se haga eco de la historia de la vestimentaformal y no obedezca solo a un gusto subjetivo. Por ello, los colores claros deberían ser los protagonistas del día y los oscuros de la noche. La distinción entre día y noche viene concretamente de la época preindustrial, época donde el uso del caballo era el medio de transporte más extendido. 
Era precisamente el contacto con el caballo lo que hacía que la ropa concluida la jornada laboral desprendiera un cierto olor desagradable; de ahí que al llegar casa los hombres se asearan y se cambiaban antes de sentarse a la mesa a cenar. Esa ropa limpia con la que se vestían se denominada “formal clothes” o “evening clothes” y se caracterizaba por su alto grado de formalidad; formalidad que se reflejaba no solo en su corte y en sus largas levitas sino también en su color. Eran concretamente el negro y blanco los únicos colores permitidos una vez puesto el sol. 

El frac, prenda en la que solo tienen cabida los colores blanco y negro, era en la época Victoriana y Eduardina el conjunto más habitual y obligado de vestir después de las seis de la tarde - independientemente de la clase social a la que se perteneciera. Desde entonces y a pesar del relajamiento experimentado concluida la I Guerra Mundial en las pautas de vestimenta, hay ciertas normas que han llegado hasta nuestros días en plena forma. Por ejemplo, los zapatos de color negro y las camisas blancas siguen siendo hoy más adecuados de vestirse en ocasiones de noche y formales que hacerlo con un sencillo traje de chaqueta por la mañana. 
El esmoquin, conjunto donde los colores blanco y negro también son los protagonistas, nace igualmente para vestirse en ausencia de luz solar, algo que termina de consolidar a estos dos colores como los verdaderos dueños de la noche. La pulcritud de estos colores era también utilizada como muestra de posición social frente a aquellos que necesitaban vestir marcados estampados para disimular manchas producidas por un trabajo físico.

Muchos años han pasado desde entonces y ni la sociedad de ahora ni los usos y costumbres actuales son los mismos que aquellos. Sin embargo, todavía quedan guiños a aquella época que la elegancia más intemporal agradece. Por ejemplo, la elección de trajes de tonalidades grises por la mañana y oscuras por la tarde/noche sigue muy presente entre aquellos grupos que más atención prestan al buen vestir. 
Por ello, deberíamos dejar de abusar, como hoy se hace, de los trajes azul marino en prácticamente cualquier hora del día y estación. Igualmente, las camisas de color blanco con traje habrían de vestirse en ocasiones solemnes y por la noche.
Por el día, las camisas de tonos azules y los trajes de colores no muy oscuros son buenos amigos de este atemporal protocolo. De la misma manera, por el día, a no ser que se vista chaqué, el tono de los zapatos debería estar cercano al marrón chocolate o al burdeos y solo por la noche el más formal negro resulta más conveniente. Igualmente, como conocedores de este centenario protocolo, deberíamos intentar reservar los estampados más marcados para las ocasiones menos formales y rurales y en ciudad apostar solo por diseños lisos o a rayas.
Vestir correctamente, y hacerlo además de manera elegante, a pesar de lo que muestre la calle, es algo muy divertido y sobre todo sencillo de conseguir si se sigue un protocolo básico.

El Aristócrata

lunes, 15 de febrero de 2016

5 CLAVES PARA ELEGIR A TU SASTRE



Los beneficios estéticos de vestir de sastre son muchos y fácilmente reconocibles. No solo se puede escoger entre un sinfín de telas y composiciones que no se ofrecen en la confección industrial, sino que además se consigue una prenda totalmente ajustada a las características físicas concretas de cada cliente.

Se trate de un abrigo, un traje, una chaqueta etc., estos se cortan, y cosen, atendiendo únicamente a las líneas de tu cuerpo con el objetivo de ocultar posibles defectos y realzar las virtudes que todos tenemos. Por ello, nunca un traje de confección, por reputada que sea la marca, puede conseguir los mismos resultados estéticos que uno a medida. Una vez de acuerdo con esto, muchos nos preguntaremos sobre a qué sastre acudir.
1.     Precio. Un traje a medida vale mucho y consecuentemente tambiéncuesta. Si tenemos en cuenta que se necesita un mínimo de cuarenta y cinco horas en su confección y que la hora se paga a un precio justo entenderemos el porqué del alto precio final. Al coste de la mano de obra habrá que sumarle el coste de la tela – un veinte por ciento del precio total – los gastos de local, luz, seguridad social, IVA y el beneficio del sastre. Por todo ello, resulta muy difícil que un traje artesanal cueste en España menos de 2.000€; precio que asciende hasta los 3.500€ dependiendo del sastre se elija (el precio medio de un buen traje a medida en Inglaterra son 4.500 libras). Por ello, es importante desconfiar de aquellos lugares donde se ofrecen trajes a medida muy por debajo de estos precios ya que difícilmente será a medida e imposible estar cosido a mano.
2.     Estilo. Un buen sastre puede adaptarse a los gustos de cada cliente. Sin embargo, todos tienen un estilo más o menos definido. Fijémonos en aquella persona que nos gusta como viste e investiguemos quien lo hace. Internet nos puede echar una mano importante. Observemos in-situ prendas medio trabajadas o terminadas para saber si estamos ante nuestro sastre. Dicho esto, conseguir una chaqueta, un traje o un abrigo estiloso no resultará tarea fácil en nuestro país de no entrar en la sastrería con una idea muy clara de lo que queremos. 

Nuestros sastres pueden presumir de contar con una buena mano de obra pero, sin embargo, y siempre desde mi opinión, sus gustos no han evolucionado a la velocidad de la vestimenta del hombre contemporáneo (y obviamente sigo hablando de la vestimenta clásica y  no de modernidades absurdas). Todavía hay muchos sastres españoles que no han estado ni una vez en su vida en el Pitti (Feria donde se puede ver lo peor pero también lo mejor y que debería ser cita obligada para todo amante del vestir del hombre, más si cabe cuando uno vive de ello). Raro es también ver que sean suscriptores de alguna revista de moda de hombre por lo que sus gustos, y finalmente su estilo, cambia más por la influencia de sus clientes que viceversa.
3.     Calidad de la mano de obra. Al contrario de lo que ocurría antaño, hoy la mano de costura de calidad escasea; parte por culpa de los nuevos tiempos pero también y, aunque no sea del gusto de todos los sastres reconocerlo, parte por culpa de los propios sastres que no tienen un interés real alguno en capacitar a alguien que luego pueda convertirse en competencia. Contar con un buen taller resulta hoy si cabe más importante que el propio sastre que corta y afina la prenda. Los pocos oficiales que quedan en activo se han convertido en pieza clave de todo el proceso. Fijémonos en cómo está rematada la prenda – picado de solapas, ojales, montaje de la manga, vivos, interiores etc – y exijamos que todo ello esté realizado con esmero y, por supuesto, a mano.
4.     Taller propio. Antes de que entrara la confección industrial los hombres no tenían otra alternativa que acudir a la sastrería artesanal para vestirse. Esto aseguraba al sastre contar con trabajo todo el año permitiéndole tener sus propios trabajadores. Sin embargo, hoy la entrada de pedidos es incierta obligando a externalizar parte del trabajo en talleres externos que cobran solo por prenda trabajada. Esto puede terminar traduciéndose en un traje de  terminación muy parecido al de otro sastre a priori no tan destacado. Aunque la mayoría de los sastres lo nieguen, tanto en España, como en el Reino Unido o en Italia, incluso las sastrerías que cuentan con taller propio externalizan parte del trabajo. Asegurémonos que este sea el menor posible.
5.     Versatilidad del sastre. Si muy importante resulta alcanzar cierta empatía con el sastre, más lo es todavía decantarse por uno global. Escojamos a ese sastre capacitado para hacer un traje, un abrigo, un macfarlane, un chaquetón de caza, unos breeches de montar, un esmoquin o cualquier otra prenda que en un momento dado pudiéramos necesitar.


El Aristócrata

lunes, 8 de febrero de 2016

PLANCHADO Y MANTENIMIENTO DE LAS PRENDAS DE MANGA




Uno de los grandes problemas con los que muchos nos encontramos es observar como nuestros trajes pierden su aire original conforme pasa el tiempo…y los planchados. Un buen planchado no solo requiere de una buena plancha sino también de la técnica necesaria para llevarlo a cabo. Los que no contamos con dicha pericia nos vemos en la necesidad de llevar nuestro traje a la tintorería - ¡ojo, cuidado al elegirla ya que puede hacer mucho más daño que beneficio! – con el sobre coste que esto representa a lo largo de la vida del traje.

Para evitar el incordio que supone acercar varios trajes a la tintorería y a los días tenerlos que recoger, no parece que sea del todo descabellado el intentar aprender una técnica que nos puede ahorrar mucho tiempo, y dinero. Debido a que por miedo a poderlos estropear nunca me plancho mis trajes no parecería muy lógico que fuera yo el que os escribiera sobre ello. Por ello, nadie mejor que un sastre para que nos muestre todo el proceso y nos hable sobre el correcto mantenimiento de las prendas de mangas; mantenimiento que se traduce en un buen envejecer. No obstante, las pautas que a continuación Daniel Schleissner de Sastrería Sánchez Caro nos expondrá, no están escritas desde las facilidades técnicas de su sastrería de Monte Esquinza sino pensando en los medios que se tienen en una casa particular.
Según nos comenta Daniel, en el buen envejecer de los trajes, intervienen distintos factores y  entre destacan especialmente:

- La calidad de la tela
- La calidad de la confección
- El cuidado con que se trate

Continúa Daniel hablando que: “en cuanto a la calidad de la tela, lo mejor es dejarse aconsejar por los profesionales, siendo este un punto de suma importancia que condiciona de manera determinante tanto el resultado inicial del traje como en el buen envejecer del mismo.
En general, señalar que tejidos de poco peso, por debajo de los 300gramos, independientemente del grosor de la hilatura, serán siempre más problemáticos tanto en su ejecución como en su buen envejecer. Por supuesto, apostar siempre por tejidos de dos cabos (2 PLY ó 2X2, esto es, que cada hilo de la trama y de la urdimbre del tejido estén compuesto a su vez de 2 hilos torsionados. Estos tejidos pueden  tener peor mano, pero su comportamiento es muy superior ya que si las arrugas no están muy marcadas estas desaparecen solas al colgar la prenda en la percha. En este punto es importante mencionar que nunca debemos ponernos un traje dos días seguidos ya que de hacerlo las arrugas quedan profundamente marcadas, especialmente en codos, espalda y rodillas del pantalón, no eliminándose por sí solas en la percha independientemente de lo bueno que sea el tejido.
La calidad de la confección es también un punto a destacar en el buen envejecer del traje. En un traje realizado artesanalmente todas las partes de la prenda están sujetas interiormente, sin partes termoadhesivadas, lo que se traduce en que dichas partes se mantienen siempre en su sitio evitándose deformaciones derivadas del uso o del tinte.

El último punto a tratar, el referido al cuidado de las prendas, quizás sea el más interesante. Por ello, trataré de dar unas reglas básicas que nos ayuden a conservar de la mejor manera posible nuestros trajes, camisas o abrigos: en primer lugar señalar como hemos citado anteriormente que al igual que los zapatos, las camisas u otras prendas de vestir, no debemos ponérnoslas nunca más de un día seguidos. 
En segundo lugar mencionar la importancia de una buena percha. Se tiende por cuestiones de espacio a utilizar perchas muy estrechas. Con ello, se ocasionan una serie de arrugas en los hombros y en las mangas que debido al gran tiempo que las prendas pasan en el armario terminan “agarrándose” a la prenda, siendo luego necesario plancharla para que desaparezcan. Por ello, yo siempre aconsejo perchas anatómicas. 

En cuanto al planchado, por regla general, los trajes y abrigos no se planchan nunca, o mejor, cuanto menos se planchen mejor. Después de una puesta colguémoslos bien y airémoslos con el fin de eliminar, no solo los posibles olores del día, sino también la humedad corporal. Se dejarán hasta su siguiente puesta en un sitio con suficiente amplitud y seco. La lana es una fibra viva, y como tal continua reaccionando a factores externos, como lo es la humedad. 
Mencionar en este punto que el método del vapor, esto es colgar una prenda en el cuarto de baño y abrir el grifo del agua caliente, me parece sumamente desaconsejable. La humedad es, por tanto, uno de los mayores enemigos de nuestra prenda, ya que si bien es cierto que ayudará a que desaparezcan algunas arrugas, levantará todas las costuras ahuecando la prenda.

El planchado es una operación importantísima en la elaboración de una prenda de manga. Se cuenta que en el taller del gran Antonio Collado, el mejor pagado era el “ingeniero de plancha”, y esto es así porque, un buen planchador puede hacer maravillas a la hora de dar forma a una prenda, pero también ocurre al revés, una mala plancha puede arruinar por completo el trabajo de las formas que desde el corte de las prendas se ha tratado de conseguir. Por todo ello yo ofrezco un servicio de plancha gratuita a todos mis clientes. Aun así, trataré de explicar cómo planchar en casa algunas de las partes que más se arrugan con el uso como son solapas, caídas de los delanteros, codos y espalda.
Como reglas generales:

- Nunca planchar directamente sobre la tela, aunque la plancha tenga una funda antibrillos. Utilizaremos siempre un paño de algodón o “sarga”.

- No utilizar vapor. Humedeceremos directamente la sarga con un pulverizador y nunca mucho, teniendo en cuenta que habrá que resecar bien el tejido, eliminando por completo la humedad. Esto no es así para los tejidos azules oscuros, que tienden a sacar brillos con el resecado. En otra ocasión, se hablara sobres los brillos y el deslustrado de las prendas.

- Necesitaremos de “almohadillas” que nos ayudaran a mantener las formas en el proceso de planchado. Si no disponemos de estas, podemos utilizar una toalla enrollada o algo similar.

Veamos todo esto en un ejemplo gráfico:

a) Planchado de la espalda: Se tratara de quitar aquellas arrugas producidas al sentarnos con la chaqueta puesta. Colocaremos la prenda boca abajo sobre la tabla de plancha tal y como se indica en la foto y teniendo en cuenta las reglas generales mencionadas arriba 

b) Planchado de los codos: tal y como se indica en la fotografía, introduciendo en el interior de la manga la almohadilla o la toalla enrollada.
c) Planchado del delantero: colocaremos las caídas de los delanteros sobre la tabla de la plancha tal y como aparece en la foto.  
d) Planchado de las solapas: nos valdremos también de la toalla para evitar planchar en plano y de esa manera no se pierdan las formas. Plancharemos primero el revés de la solapa y posteriormente el derecho. Es importante eliminar bien la humedad”.   

Daniel Schleissner para:
El Aristócrata

lunes, 1 de febrero de 2016

10 RELOJES IMPRESCINDIBLES




Estimados Reyes Magos, 

No son los más caros, no cuentan con las complicaciones más difíciles ni presumen de estar hechos con materiales pensados para cosas tan irrelevantes como recorrer el espacio. Sin embargo, los modelos que esta semana traemos a esta página pueden presumir de contar con mecanismos manufactura – y manufactura no solo de catálogo sino de verdad-. Ninguno de estos diez relojes necesita de equipos de marketing que adornen antiguas historias de viajes, guerras, aventuras o carreras para ganarse la reputación de la que hoy, muchos años después de su creación, pueden hacer gala.

1. Jaeger-LeCoultre Reverso
Aunque ya en 1833 empieza a dar sus primeros pasos, Jaeger-LeCoultre como tal nace en 1937. Esta manufactura suiza ha estado detrás de cientos de invenciones y ha creado los calibres y los relojes más pequeños del mundo – al contrario de lo que se estila hoy, antes el reto era hacer el reloj más pequeño y fino posible. Con 1000 calibres a sus espaldas, en 1931 un grupo de oficiales británicos destinados en India lanzó el reto de crear un reloj capaz de soportar los golpes y las sacudidas que se producen durante un partido de polo. Jaeger-LeCoultre ideó el modelo Reverso, dotado de un mecanismo reversible y de formas claramente surgidas del Art Déco. Desde entonces este modelo se convertiría en una de sus piezas iconográficas de la relojería mundial. Jaeger-LeCoultres es adquirida en el año 2000 por el grupo Richmont. 

2. Zenith El Primero
Fundada en 1865 por un joven de solo veintidós años, su nombre hace referencia al cénit o punto más alto del cielo (su logo es precisamente una estrella). Un siglo después de su creación, concretamente en 1969, Zenith lanza su movimiento estrella y una de las grandes creaciones jamás conocidas por la alta relojería, El Primero. Este mecanismo se diferencia por contar con una frecuencia de 36.000 alternancias por hora lo que permite al reloj un precisión de una décima de segundo. A pesar de que este elevado número de “ticks” pudiera desembocar en una vida corta de autonomía, esta se elevaba hasta las cincuenta horas. Ha sido tal su popularidad y reconocimiento que hasta 1994 montó los motores del Rolex Daytona, aunque Rolex le quitara su dulzura rebajándolo a 28.800 alternancias. Otra de las cosas que los amantes de este reloj siempre admirarán es que en sus 47 años de vida el diseño de El Primero se ha mantenido bastante fiel a sus orígenes. Seguramente El Primero haya sido el cronógrafo automático más importante jamás creado. En 1999 Zenith es adquirido por el grupo LVMH.

3. Audemars Piguet Royal Oak 
Fundada en 1875 por Jules-Louis Audemars y por Edward-Auguste Piguet, dos jóvenes que en el momento de la fundación de la marca contaban con solo 23 y 21 años respectivamente, nació como casa enfocada únicamente a crear mecanismos de alta complicación. Solo unos años después, en 1882, presentaban ya sus relojes de bolsillo con complicaciones como el calendario perpetuo, la repetición de minutos y el cronógrafo. Desde entonces son innumerables los movimientos de alta complicación en los que está detrás la casa de Le Brassus. En 1971, después de estar al borde de la desaparición durante la Gran Depresión, la II Guerra Mundial y los tiempos donde el cuarzo era el gran protagonista, Audemars Piguet lanza su mítico Royal Oak, modelo creado por Gérald Genta. Al contrario de lo que se estilaba en la época, Gérald creó un reloj octogonal, de acero, con tornillos visibles y ancho de caja, todo ello inspirado en uno de los barcos de la British Royal Navy de HMS Royal Oak. Fue tal su ruptura con las líneas del pasado que las primeras ediciones de este modelo no fueron fácil venderse. Sin embargo, la historia tenía reservado a este modelo un hueco entre los relojes más codiciados y admirados.  

4. A. Lange & Söhne Lange 1
Fundada en 1845, Lange es un rara avis en su especie al nacer en Glashütte, una población muy alejada de Suiza. Expropiada en 1948, deja de funcionar hasta que el nieto del fundador con la ayuda de otras casas relojeras como IWC y Jaeger-LeCoultre la relanza en 1990 sacando su primer reloj de muñeca en 1994. Al contrario de otras casas como Patek o Audemars que han usado en algún momento de su historia mecanismos de cuarzo, todos los movimientos de Lange son mecánicos. Otra característica de esta marca es que no usa cajas de acero. El calibre del Lange 1 fue uno de los primeros ensamblados por Lange hace veinticinco años. Aunque recientemente fue actualizado, sigue conservando sus notas características que le han hecho único y especial. Destaca visualmente por mostrar la hora en una pequeña esfera en la parte central izquierda y la hora en una gran ventana partida en dos. Pocas casas con tan pocos años de actividad han alcanzado los éxitos y respeto que ha conseguido esta casa alemana. Fue adquirida por el grupo Richmont en el año 2000.

5. Blancpain Villeret
Fundada en 1735, Blancpain es una de las casas relojeras más antiguas que todavía hoy siguen funcionando. Puede presumir de no haber fabricado nunca un reloj de cuarzo. Al contrario de marcas de producción masiva, Blancpain solo produce treinta relojes al día (¡Rolex fabrica dos mil!). Al igual que las marcas que en esta lista la preceden cuenta en su haber con varias patentes e innovaciones. De todas ellas destaca el Blancpain 1735 que alberga un tourbillon, un repetidor de minutos, un calendario perpetuo y un salto de cronógrafo. Igualmente, conserva a día de hoy el haber fabricado el mecanismo más pequeño así como también el más fino. La colección Villeret, debe su nombre al lugar donde se encuentra la manufactura, es sin lugar a dudas la más clásica de toda la colección y su elegancia bien la podemos calificar de atemporal. Fue adquirida por una segunda vez por el grupo Swatch en 1992.

6. Patek Philippe Calendario Anual-Fase Lunar
Fundada en 1839, Patek Philippe es la única manufactura familiar que no ha sido comprada por ninguno de los tres grandes grupos relojeros. Alberga en su haber ochenta patentes y desde 2009 somete a sus relojes no ya como hacía antes a los famosos criterios del Punzón de Ginebra, sino al Sello Patek Philippe. En 1933 fabrica el que por muchos es el reloj más complicado de cuantos se han realizado: el reloj de bolsillo “The Graves”, reloj que cuenta con 24 complicaciones y solo superado, según la propia casa, por el calibre 89. Elegir un modelo de esta casa se antoja misión nada fácil. Quizás su complicación de calendario anual que indica la fecha para meses de 30 y 31 días y que necesita de sólo una corrección al año, del 28 de febrero o 29 al 1 de marzo, sea una de las más deseadas. Ninguna colección de relojes estará completa de no hacerse acompañar de al menos un Patek, el Rolls Royce de los relojes. 

7. Breguet Classique
Fundada en París en 1775, Breguet es otro de los grandes nombres de la relojería más exquisita. Desde la Reina María Antonieta o el Rey Luis XVI de Francia hasta Napoleón, George Washington, Tolstoy o Victor Hugo fueron seguidores de la marca de la rosca guilloché y de sus famosas manecillas. El 26 de junio de 1801 Breguet patenta el primer reloj tourbillion, hito que le valió entrar ya para siempre en el templo de las más grandes casas manufactureras. También estuvo detrás del primer reloj automático, la primera ecuación del tiempo, el primer reloj de pulsera, el primer cronógrafo y otros muchos mecanismos que hoy vemos en los escaparates pero que fueron creados a principios del S. XIX. Al contrario de otras marcas todo lo que se ve en un Breguet Classique persigue no la belleza sino la practicidad. Y con ese objetivo se creó precisamente en 1972 una de las líneas insignias de la casa: la Classique. Fue comprada por el grupo Swatch en 1999. 

8. FP Journe Octa
La casa más joven de nuestra lista fue fundada en 1999 por François-Paul Journe. Su famoso Invenit et Fecit (“lo inventé y lo hice”) es hoy uno de los eslóganes más perseguidos por los coleccionistas de alta relojería. Con él, FP Journe quiso dejar claro al crear su marca que sus relojes se fabricaban enteramente en sus instalaciones. FP Journe es uno de los estandartes de los conocidos como “relojeros independientes” que sin pertenecer a los grandes grupos relojeros luchan por hacerse respetar en un sector donde la marca y los conocimiento adquiridos a través de la historia son fundamentales para llamar la atención de los compradores. Si su puesta de largo la realizó en Basilea en el año 1999 con su Tourbillon Souveraine, como relojero, y no como CEO de ninguna casa relojera, ha recibido todo tipo de reconocimientos. Entre ellos destacan la Aguja d’Or Prize que le fue otorgada en 1989, el premio al relojero del año 1994, relojero del año 2006, así como también del 2008 etc. En el año 2006 el Ministro francés de Cultura le otorgó el título de Caballero de las Artes y de las Letras. No obstante, su mayor logro es, según entrevista concedida a esta página, que el 20% de las ventas de sus relojes va a parar a ciudadanos suizos, “probablemente los más entendidos y apasionados de la alta relojería”. Y el Octa es su pieza estrella.

9. Vacheron Constantin Patrimony
Fundada en 1755 junto a Patek y Audemars forma la conocida “Sagrada Trinidad”. Su eslogan "do better if possible and that is always possible" ha cautivado a lo largo de los siglos a los mayores entendidos y sus piezas han formado parte de las mejores colecciones privadas de relojes. Ciertas complicaciones como el Tour de l´lle con 16 complicaciones o el 57260 pueden tardar ocho años en fabricarse y alcanzar un precio de venta de 20 millones de dólares. El Patrimony si bien no alberga todas esas complicaciones es uno de los modelos más representativos de la historia de la marca. En 1987 Vacheron pasa a manos del Ministro de Petróleo de Arabia Saudí, Sheik Ahmed Zaki Yamani, y en el año 2003 es adquirida por el grupo Richmont 

10. Rolex Submariner
Fundada en 1905 cuenta en su catálogo con dos modelos muy conocidos. El Oyster, creado en 1923 y que fue el primer reloj de pulsera resistente al agua y el Datejust, creado en 1945 y que fue el primer cronómetro en contar con un mecanismo para el cambio de fecha automático. Aunque tengo que reconocer que me ha costado incluirlo en la lista, no hubiera sido justo no hacerlo. Rolex es otra de esas pocas casas que bien puede presumir de hacer sus mecanismos enteramente in-house. Varios de sus modelos, como por supuesto el Submariner, han escrito importantes páginas de la historia de la relojería. Si bien Rolex no puede presumir de contar con tan alto número de patentes ni grandes complicaciones como las casas que en esta lista la preceden, su fiabilidad, durabilidad y precisión están fuera de toda duda. Tiene como gran virtud no haber sucumbido a las ofertas para pertenecer a alguno de los grandes grupos relojeros. 

El Aristócrata