jueves, 4 de junio de 2015

LAS 3 CLAVES DE LA CAMISA A MEDIDA




Hace tiempo que no hablamos de camisas y más concretamente de las características que esta debería tener para poder completar un buen conjunto de chaqueta. Los tres puntos principales a los que deberíamos dirigir nuestra mirada son al tejido, a la hechura de la camisa y a la calidad de mano empleada; y no necesariamente en este orden.

1-               El tejido

El tejido deberá ser de algún compuesto natural – algodón, lino, seda etc – dejando de lado los tejidos con mezcla (normalmente realizados con poliéster). En las camisas de algodón, el tejido con diferencia más extendido, deberemos preguntar por la longitud de su hebra. Un buen tejido seguro que tiene hebras superiores a los 2cm. Los mejores tejidos egipcios, por ejemplo, tienen todos hebras superiores a los 6cm. Esto da una suavidad y resistencia mayor a la camisa.


El hilo igualmente es de gran importancia ya que será la unión de muchos de éstos los que darán lugar a la tela. El hilo puede estar formado por uno o por dos cabos - dos hilos entrelazados y enrollados entre sí que aportan mayor longevidad al tejido -. Si lo más frecuente en el algodón nacional es que sean de la modalidad 2x2, es decir que tenga un hilo vertical (urdimbre) y otro horizontal (trama) hoy hay tejidos que llegan a ser hasta de 8x8.

El grosor del hilo, denominado trama, también es importante ya que cuánto más delgado sea el hilo mejor resultado dará con el tiempo ya que exige poner más hilos por centímetro cuadrado para que no se trasparente la camisa. Una camisa normal suele tener un título de unos 50´s a un cabo; una buena unos 80´s a dos cabos; y sólo las mejores tienen por encima de 100´s…. y siempre a dos cabos.


La última característica que debemos tener en cuenta a la hora de escoger la tela es el trenzado del hilo. Según sea dicho trenzado obtendremos una textura u otra. Así encontramos el trenzado popelín, el Oxford, el piqué, la viyela, el voile, el fil a fil, el twill, la batista etc. De todos ellos el más frecuente es el popelín caracterizado por tener el doble de hilos verticales que horizontales.

2-               La hechura

“La tela se siente, la hechura se ve”. Por ello, de poco servirá hacernos con una excelente tela si luego la hechura no está a su altura. En este punto es importante tener en cuenta que una buena hechura en una camisa no significa que esta no haga ni la mínima arruga. De ser así no podríamos estirar el brazo, agacharnos y, en definitiva, no podríamos movernos con libertad. No obstante, esto tampoco significa que la camisa haga mas arrugas que las estrictamente necesarias para cumplir el fin anterior.


Con Mariano Langa, mi camisero de cabecera desde hace varios años, hemos ido evolucionando en esta hechura y hoy después de todo este tiempo creo que hemos llegado a un punto de entendimiento que nos permite no tener que realizar ningún tipo de prueba intermedia. A lo largo de los años él ha perfeccionado mi patrón y ha conseguido entender qué significa exactamente para mi que una camisa tenga una buena hechura y que cuente con esa libertad de la que hablamos. Esto debo reconocer que ha llevado tiempo y alguna frustración que otra. Dicho esto tengo que reconocer que no ha habido ni una sola vez donde algo que no haya quedado a mi gusto que no se haya modificado o incluso que no se haya empezado una nueva camisa desde cero para que todo quedase según yo quería. Y me consta que esto no es solo una deferencia hacia mi sino que es algo que Mariano hace con todos sus clientes.

El pecho, la cintura, el cuello y las mangas son las partes más críticas de la camisa. La camisa a la altura del pecho debe quedar de tal manera que no tire como para que se abran los botones centrales. Hay que tener presente que una camisa no es una camiseta y que si lo que queremos es marcar pectorales seguro que encontramos otros momentos y otras prendas con las que hacerlo. De ahí que el contar con pinzas en la espalda se antoje como una opción a considerar para aquellos a los que les gusten las camisas algo más estrechas. En la cintura debemos intentar que no se acumule mucha tela sobrante como para tenerla que ocultarla por la parte trasera del pantalón. Sin embargo, también debemos vigilar de que precisamente a la altura de la cadera la camisa no sea tan estrecha como para que se observen esos descuidos de las comilonas de estas fechas.


Es importante tener presente que desde el pecho hasta la cintura debe irse estrechando; este es uno de los motivos por los que las camisas cuentan con costuras laterales. A pesar de que haya quien apunte que entre el cuello de la camisa y el nuestro debiera poder entrar un dedo, esto depende sólo del gusto personal de cada uno. Por ello, a este respecto solo diremos que independientemente de que nos guste mas o menos prieta, el cuello de la camisa debe estar en todo momento en contacto con el nuestro y también nunca caerse. Sobre las mangas apuntar nuevamente que la camisa de vestir no persigue en ningún momento marcar hombro o bíceps. Debido precisamente a ello, el contorno del brazo debería quedar escondido tras las mangas.

En el artículo “Into the Fitting Room” dábamos varios consejos sobre los tipos de cuello que más favorecían a las diferentes fisionomías que recomiendo volver a leer. Este último punto es francamente importante para no errar en la mejor hechura de nuestra camisa ya que cada tipo de rostro reclama un cuello diferente.


A pesar de esto los que utilizamos tirantes sabemos que por mucho tiempo que se haya pasado estudiando las medidas de nuestra camisa las líneas de esta nunca quedarán tan limpias como de optar por un cinturón.
3-               La mano de obra

Hoy son cada vez más las “camiserías” que ofrecen camisas a medida a precios francamente interesantes. Si bien es cierto que no nos mienten cuando dicen que son a medida sí lo harían de decir que están hechas a mano. Una camisa hecha a medida y a mano solo por el número de horas que lleva su confección no puede costar nunca menos de 130-150€. De hacerlo o bien el camisero no está ganando dinero con nosotros o sencillamente no nos está diciendo toda la verdad sobre su terminación artesanal.


En España tenemos la enorme suerte de contar con un reducido número de camiseros cuya calidad de mano de obra no solo no tiene nada que envidiar a las más conocidas inglesas sino que es mejor. Si hay alguien que no esté desacuerdo con esta afirmación le animo a que se haga alguna camisa a medida en la archiconocida Turnbull & Asser y que luego compare, por ejemplo, la terminación de sus ojales con la de sus camisas hechas a mano en alguna de las camiserías de España de referencia. Por ello, vuelvo a insistir en que paguemos por aquello que vale pero no por aquello que solo cuesta. Y son demasiadas las camiserías inglesas cuyas camisas cuestan pero no lo valen.
La realidad es bien distinta en Italia – o mejor dicho en Nápoles – donde su larga tradición camisera hace que todavía hoy esté muy extendida la realización de camisas de manera artesana y, todo sea dicho de paso, a precios francamente interesantes e incluso más competitivos que los nuestros. Además esta larga tradición de contar con infinidad de camiserías hace que la terminación de las camisas tenga una calidad también superior a la nuestra.


Nuestras mejores camisas se realizan a mano y a máquina teniendo ambas facetas una importancia similar. A pesar de que alguien nos pueda decir que nuestra camisa está enteramente hecha a mano esto seguramente no sea cierto. Es cierto que puede tener un gran componente artesanal y que detalles como los ojales, el rematado del largo de la camisa o una de las dos costuras del hombro esté hecho a mano. Sin embargo, ni las costuras del cuello, ni las de los costados, ni las de las carteras, ni tampoco las de los puños están cosidas a mano sino a máquina. Por el contrario, no son pocas las camiserías napolitanas que sin ni siquiera pedirlo la cartera y ambas costuras del hombro son rematadas enteramente a mano. Y de pedirlo seguro que no habrá problema tampoco en que el 100% de la camisa se cosa a mano.
Aunque yo soy partidario de dar entrada a la mano de obra del hombre cuando mejore la de la máquina, es cierto que al menos las mejores camiserías te deberían dar la oportunidad de hacerte la camisa enteramente a medida; algo que, al menos yo, aquí no he conocido. Dicho esto hay que admitir que la terminación de nuestras camisas tienen un nivel artesanal francamente interesante y muy superior al de las camiserías internacionales de más renombre.


Hay una serie de detalles que deberemos exigir sí o sí cuando nos vayamos a hacer con una camisa a mano. Una vez tengamos la tela y la hechura definida es el momento de prestar atención a esos detalles que terminan marcando la diferencia entre una camisa a medida y una a medida y a mano.

En primer lugar debemos comprobar que los botones sean de madre perla. Estos botones se abotonarán en unos ojales cosidos a mano. Y no por estar cosidos a mano deberíamos darles más allá del aprobado ya que para darles una nota alta deberíamos comprobar que entre las diferentes puntadas no se aprecie tela alguna. Cuanta más tela se vea peor habrá sido la ejecución y cuanto menos se vea mejor habrá sido la técnica empleada. De no verse tela alguna la nota será de sobresaliente – yo al menos aquí en España esto último no lo he visto en ningún sitio–


La camisa de Mariano Langa es en su conjunto (hechura – terminación – precio) una de las mejores opciones con las que se puede contar en España. Si bien su muestrario de telas no es tan exquisito ni tan amplio como las que ofrece la camisería de Santa Eulalia es cierto que en su conjunto es una opción inmejorable. Mariano nunca entregará una camisa sin que sus ojales estén cosidos a mano. Tampoco lo hará sin haber rematado su bajo a mano. Ni tampoco sin que casen los dibujos en las diferentes costuras incluidos los de la cartera.

Igualmente, si le hemos pedido varios pliegues en los puños, canesú para compensar un posible hombro caído, diferentes largos en el delantero y trasero, cuello y puños almidonados etc., tengamos la seguridad de que así nos será entregada la camisa. Y si lo que queremos es que nos borden un escudo familiar o cualquier detalle que difiera de unas sencillas iniciales una bordadora que lleva fiel a él más de veinte años se encargará de hacerte llegar diferentes pruebas para que elijas la que más te gusta antes de pasarse a la tela de la camisa.


De haber acertado en estos tres puntos seguro que ya no volveremos a ver a las camisas como una prenda de segunda categoría y entenderemos porqué de sirve contar con un buen traje a medida si se descuidan las prendas que lo acompañan.

El Aristócrata

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