“Si quieres subir una escalera muy larga, no mires hacia el final. Mira cada peldaño”; Leonardo Boff, filósofo brasileño.
Casi todos asumimos que para completar un elegante vestidor necesitaremos muchos años. Así como que su calidad no vendrá determinada por la cantidad de sus prendas, y mucho menos por su coste, sino por el esmero, la dedicación y -sobre todo- la pasión puesta en su creación.
Algunos artículos como el cinturón o los tirantes, los propios calcetines u otros complementos como las carteras o el paraguas, no se muestran constantemente. Apenas se intuyen en determinados instantes, como -por ejemplo- en posturas cuando nos sentamos o los mostramos en una situación puntual. Otros -como el pañuelo de bolsillo- pueden tener un bello dibujo cuando se extienden en su totalidad, pero es apenas perceptible colocado. Se deja ver un trozo mínimo de éste, cual punta de un iceberg.
Sin embargo, el protagonismo de la corbata es patente, centra gran parte de las miradas y en la atención de nuestro entorno. Ya hace casi dos años que vimos sus primeras características, ahora resumiremos las principales posibilidades a la hora de elegirla.
Estos tipos de corbata debieran ser los primeros básicos con los que ir completando nuestros corbateros:
1º Las lisas son indispensables (y debieran ser las primeras).
Mejor que una completamente lisa y mate serían con un -leve- estampado, como los sutiles Macclesfield o grenadine. Nos confieren una mayor distinción, personalidad y elegancia.
Mejor que una completamente lisa y mate serían con un -leve- estampado, como los sutiles Macclesfield o grenadine. Nos confieren una mayor distinción, personalidad y elegancia.
Los colores serán indiferentes y ahí debe ser el gusto particular de cada quien el que opere. La roja, la azul, la verde y la marrón más oscuras serían –y por este orden- las opciones favoritas de muchos de nosotros.
La que no nos debiera faltar nunca es una negra para vestirla en las ocasiones puntuales cuyo uso es de obligado cumplimiento, como durante un funeral o en un cóctel. Con otra de distinto color –nuestro preferido- será suficiente para que comencemos a aportar una imagen intemporal.
2ª Una de -rayas inclinadas- es de obligada adquisición (y podría ser la segunda).
La sucesora natural de las corbatas lisas es la de rayas o franjas. Con mayor o menor grosor y con dos o varios colores, también son esenciales. Así las alternaremos con las anteriores e luciremos igualmente impecables.
La sucesora natural de las corbatas lisas es la de rayas o franjas. Con mayor o menor grosor y con dos o varios colores, también son esenciales. Así las alternaremos con las anteriores e luciremos igualmente impecables.
De procedencia británica -en la primera mitad del pasado siglo- sus colores determinaban la pertenencia a alguna universidad u otra institución como el ejército o algún club. Hoy siguen siendo un signo de distinción; Del buen gusto.
3ª Los dibujos más básicos, los topos (a partir de ésta el orden de preferencia es muy personal).
A cualquier corbata monocolor se le pueden adicionar sencillos motivos. Los topos o pequeños círculos de distinto color son las adecuadas para transmitir creatividad, con cierto sosiego a esta prenda. Además otros motivos como la bella flor de lís o discretos símbolos son algunas de las variantes más acertadas.
A cualquier corbata monocolor se le pueden adicionar sencillos motivos. Los topos o pequeños círculos de distinto color son las adecuadas para transmitir creatividad, con cierto sosiego a esta prenda. Además otros motivos como la bella flor de lís o discretos símbolos son algunas de las variantes más acertadas.
Podríamos incluir en este apartado algún micro-motivo de tweed o similar como: la pata de gallo, espiga, el ojo de perdiz u otros.
4ª Las atrevidas madrás o tartán.
Siguiendo de menor a mayor complejidad, las rayas deberían dar paso a los cuadros. Los escoceses tartán –que distinguían a los diferentes clanes en la Escocia del siglo XVIII – o los indios madrás son las más dignas para mostrar el mayor colorido.
Siguiendo de menor a mayor complejidad, las rayas deberían dar paso a los cuadros. Los escoceses tartán –que distinguían a los diferentes clanes en la Escocia del siglo XVIII – o los indios madrás son las más dignas para mostrar el mayor colorido.
Estos exuberantes estampados son capaces de dar vida al atuendo más austero. Por el contrario, y debido a que son espectacularmente llamativas, no conviene abusar de ellas. Si usarlas como alternativa ocasional.
Los cuadros de Príncipe de Gales o tipo Burberry deben ser consideradas -y recomendables- dentro de este mismo apartado.
5ª De punto tricotado.
Al menos una de este tipo knit necktie (o knitted tie) deberíamos alojar todos en nuestro repertorio de corbatas. Para así tener la fortuna de comprobar la experiencia de esta genuina variedad, y apreciar su singular diferenciación.
Al menos una de este tipo knit necktie (o knitted tie) deberíamos alojar todos en nuestro repertorio de corbatas. Para así tener la fortuna de comprobar la experiencia de esta genuina variedad, y apreciar su singular diferenciación.
Apostando siempre por las más discretas para hacer valer una vez más el célebre dicho de “menos ese más”, esta clase de corbatas agradece mucho la simplicidad: lisas, rayas horizontales o lunares. Nada más, ni nada menos.
6ª Las explosivas Paisley.
Para los más atrevidos siempre serán bien recibidas estas corbatas con dibujos de amebas con formas “arriñonadas” o “apepinadas”. El nombre tradicional de este estampado es el de “Cachemira” o “Persian Pickles” (literalmente “encurtidos persas”), pues los británicos descubrieron este tejido en la India colonial, aunque su origen, según algunos, es persa y se remonta a dos mil años atrás.
Para los más atrevidos siempre serán bien recibidas estas corbatas con dibujos de amebas con formas “arriñonadas” o “apepinadas”. El nombre tradicional de este estampado es el de “Cachemira” o “Persian Pickles” (literalmente “encurtidos persas”), pues los británicos descubrieron este tejido en la India colonial, aunque su origen, según algunos, es persa y se remonta a dos mil años atrás.
Actualmente recibe la denominación Paisley, por la localidad escocesa que, en el siglo XIX, comenzó a producir industrialmente este diseño de origen asiático.
Con poseer alguna de cada uno de estos seis tipos que hemos resumido, estaremos -sin lugar a dudas- seguros de poseer las suficientes y necesarias corbatas para acometer cualquier situación que se nos presente. Alternando con notable variedad la indispensable corbata para acompañar a todos nuestros trajes.
Muchas gracias y buena suerte,
Fotografía portada: © Manolo Costa NY.
Fotografía portada: © Manolo Costa NY.
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