lunes, 25 de julio de 2016

LA CHAQUETA DE SPORT



Iba a esperar a mañana, una vez celebrada esta noche la Gala de los Goya, para escribir un artículo sobre los conjuntos de nominados y premiados. Sin embargo, tras ver hace unos días con lo que estos nos sorprendieron en la cena de los nominados he decidido que seguramente sea mejor dejarlo para el año que viene. No obstante, ¡ojalá me equivoque y me arrepienta de no haberlo hecho este 2016!. 

La relajación de las normas de vestir llega a cotas imposibles de imaginar no muchos años atrás. De atenernos a lo que vemos en la calle y la dirección que ésta está tomando, por mucho que nos pese, debemos empezar a hacernos la idea de que el traje y la corbata tienen los días contados. Al contrario de lo que algún lector pueda pensar, esto no es responsabilidad de ningún grupo político ni de ningún grupo social. Los políticos que hoy visten de sport lo hacen mal y sus homólogos que lo hacen de traje no lo hacen mejor. ¡En ninguno de los dos grupo existe el concepto de estética y gusto!. 
Este panorama bastante desolador ofrece, sin embargo, un guiño a todos aquellos que no se dejan llevar por esta nueva corriente, permitiéndoles destacar muy fácilmente entre tanta mediocridad. Vestir correctamente tanto de traje como de sport hoy significa reafirmar una personalidad y un gusto por las cosas bellas. Como hemos dicho en varias ocasiones, vestir de traje correctamente es relativamente sencillo, per hacerlo de sport resulta algo más complicado. Para no errar en los momentos en los que la corbata descansa en el armario, las chaquetas de sport se presentan como una opción más que interesante.

Estas se pueden vestir tanto acompañadas de corbata un casual friday como con un sencillo jean. Los jeans o pantalones vaqueros (puristas, ambas palabras son admitidas por la RAE), rebajan el posible formalismo de esta prenda otorgándole un toque de sport (palabra también recogida en la RAE) muy agradecido cuando se busca un aspecto elegante pero informal. Las chaquetas de sport se pueden combinar con diferentes prendas en la parte superior. Desde vestirse únicamente con una camisa, más lógica ésta de contar con botones en el cuello y de puño simple, hasta hacerlo con un jersey de pico, las combinaciones son de lo más interesantes.
Este tiempo tan atípico nos anima, sobre todo en algunos puntos de nuestra geografía, a vestirla sin abrigo. Si además nuestra chaqueta es, como en este caso, de un peso considerable, 380gr, mucho deben bajar las temperaturas para necesitar una prenda más de abrigo. No obstante, de bajar algo las temperaturas siempre podemos jugar con complementos como la pashmina para ganar algo de protección extra. Recordemos que en Escocia tejidos como el Harris Tweed se utilizaban sin abrigo tanto para enfrentarse al frío como a la lluvia. 

Esta chaqueta realizada por D. José María Reillo se confeccionó pensando precisamente en darle un uso puramente de sport. Aunque los lectores más fieles ya habéis leído de él e incluso muchos habéis pasado a ser clientes suyos, me vais a permitir volver a mencionarle como una suerte para todos los que vestimos a medida. Y no solo es una suerte por su buen hacer como sastre, para mi sin lugar a dudas uno de los mejores, sino por su calidad humana y profesional.
Desde aquel año 2007, cuando me recibió por primera vez en su antigua sastrería de la Calle Orense le he ido descubriendo como profesional y persona. Me recibió con las manos abiertas cuando compañeros suyos, a priori más reputados, no lo podían hacer por estar siempre ocupados con innumerables encargos (todavía la feroz crisis no había entrado en los hogares de los más acaudalados.). Me habló de sastrería, de la profesión, de cómo diferenciar a un sastre de un “dependiente”, de telas, de hechuras, de sastrería inglesa e italiana, de la historia de la sastrería española y de sus sastres más conocidos. De Collado, de Mogrovejo, de Pajares, de Sullá y de un largo etcétera. 

Siempre he criticado, y critico, precisamente por el cariño que tengo a muchos de ellos, la insana costumbre extendida entre los sastres españoles de sacar continuamente pegas al trabajo de sus compañeros. Creo que ese sentirse el mejor puede llegar a ser un obstáculo para aprender cosas nuevas y seguir evolucionando. Sin embargo, desde que conozco a D. José María nunca le he oído hablar mal de ningún compañero. Sé por su mirada que hay unas cosas que le gustan más que otras y que prefiere a unos sastres que a otros, pero nunca, nunca, le he oído criticar el trabajo de ningún compañero, y mucho menos si era español.
Su defensa por la sastrería española no tiene límites aunque admite que nos hemos quedado muy lejos de saber vender el producto como lo hacen los italianos. No admite que nadie le diga que la calidad de la mano de obra de la sastrería inglesa o italiana sea superior a la española aunque sí cede ante la superioridad del estilo italiano (quizás por ello, y a pesar de su edad, sea asiduo a la feria del Pitti Uomo para seguir cogiendo tendencias). Tiene trajes clásicos y modernos, al igual que clientes mayores y jóvenes. Su estilo personal es, sobre todo, de chaqueta y pantalón. Telas ligeras, cortes relajados y desarmados y zapatos negros de cordones o con hebillas son su armario del día a día. 

Esta chaqueta destaca por sus costuras cargadas, delgadas hombreras partidas,  medio forro, solapas chatas, sisa muy alta y corte desestructurado. Precisamente por el peso del tejido (380 gramos) de haberla forrado entera o haber puestos entretelas si bien hubiera sido si cabe más compacta también hubiera sido imposible de vestir con esta nueva climatología. Puesta destaca por su enorme comodidad, no tira en ningún momento y permite moverse con total libertad. ¡Todo un jersey en forma de chaqueta!. 
Por dentro, además de apreciarse la calidad de la mano de obra, marca siempre de la casa, se ven esos detalles alegres a los que José María nos tiene acostumbrados. Botones de asta, tela de camisa para rematar y adornar los bolsillos y forro de seda para los vivos; vivos obviamente cosidos a mano, ponen el broche a la chaqueta. 

¡Ahora ya solo falta que llegue el frío para poder disfrutar de ella!

El Aristócrata

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