Más de un mes después de nuestro primer encuentro con Norman Vilalta, encuentro donde además de tomarse las medidas de ambos pies se empezó a definir lo que podría ser el diseño final del zapato, volvimos a quedar con él para ya probar el primer zapato de prueba.
Pero antes de este vernos, Norman realizó en su taller de Barcelona las hormas de madera - ateniendo a las medidas individualizadas de cada pie - y sobre ellas montó las pruebas que hoy traemos a estas páginas.
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Como ya comentamos en su día a pesar de que no sean pocas las casas de zapatos que anuncien la elaboración de zapatos a medida estas los realizan sobre hormas estándar y no sobre hormas individualizadas que atienden solo a unas medidas especificas. Al contrario de lo que ocurre en la sastrería donde el MTM no termina de despegar, en la zapatería artesanal cada vez este tiene un espacio reservado mayor. Esto se justifica en el hecho de que en el MTM el cliente puede elegir entre diferentes tipos de hormas según sean sus gustos. Si a esto añadimos que dicho cliente cuenta con unos pies más o menos normales, y un presupuesto algo más ajustado, entonces se hace fácil entender el porqué del auge del MTO en la zapatería artesanal.
Sin embargo y a pesar de que la zapatería MTM represente hoy una opción de lo más interesante, es la zapatería 100% a medida y a mano la cúspide del refinamiento y la comodidad. Es esta, además de medirse meticulosamente cada centímetro de cada pie, se diseña un zapato desde cero y solo atendiendo a los deseos y gustos de un cliente. Esto hace que sea prácticamente imposible el que existan dos modelos iguales de zapatos. Y este es el motivo por el que la zapatería a medida cobra incluso más sentido que la sastrería artesanal. Un cliente MTM y un cliente bespoke que entren en la misma sastrería pueden, de escoger la misma tela, salir con un traje que parezca, a priori, similar. Sin embargo, en la zapatería a medida esto es prácticamente imposible al poder elegir cada cliente un diseño tan particular que nada tenga que ver con los que antes ha realizado el zapatero artesano.
Conseguir un zapato estilizado contando con un pie estrecho puede ser relativamente sencillo pero hacerlo con un pie normal o algo ancho no es tan fácil ya que el estrechar bastante el zapato desde la parte más ancha del pie a los dedos suele dar como resultado una punta puntiaguda muy poco estética. Sea por genética o por no haber abusado nunca de las zapatillas deportivas el hecho es que me podía permitir apostar por un zapato con una horma relativamente estrecha, con una puntera muy baja y redondeada y con un recogimiento lateral también bajo; todo ello buscando la harmonía de toda la pieza. Y si todo esto era importante, todavía lo era más el diseño de la suela. No todos los pies pueden apostar por el mismo tipo de suela ya que cada uno apoya de una manera diferente y cada uno encuentra su comodidad cuando descansa en un ancho u otro de suela en un tipo u otro de tacón o cuando lo hace en un punto u otro concreto del interior del zapato.
Como ya comentábamos en el artículo que escribimos sobre la toma de medidas, Norman tras estudiar la fisionomía de nuestros pies y escuchar nuestros gustos nos diseñó una suela muy especial, muy personal y con un diseño increíble destacando por su gran estrechez en el puente del pie y por su asimetría en la planta ancha del mismo.
Obviamente, parece claro que de acudir a la zapatería MTM conseguir esto se antojaría muy difícil. Incluso de ir a un gran zapatero artesano no sería fácil. Solo un zapatero arquitecto que sea un creativo, escultor, pintor y hasta lo suficientemente psicólogo como para interpretar la personalidad de su cliente puede conseguir traer a la vida ese zapato que solo visualiza el subconsciente y los deseo del cliente.
Aprovechando uno de los viajes de Norman a Madrid nos vimos para probar la primera prueba y afinarla lo suficiente como para emplazarnos en un mes y entregarnos un zapato similar en medidas al definitivo; zapato este último que probaremos durante una semana antes de que se confeccione el definitivo. En este segundo encuentro lo primero que hicimos fue repasar un boceto que nos adelantó Norman vía correo postal unos días antes. Al querer combinar dos tipos de pieles, Norman dibujó el mismo zapato en dos plantillas y en una de ellas recortó el espacio correspondiente a donde iría la segunda piel para poder jugar con todas las pieles que nos envío superponiéndolas en la plantilla y elegir la que mejor combinaba con el negro principal del zapato. Igualmente, esta sobre-posición nos sirvió para jugar con los punteados de las palas que Norman dibujó en una de las plantillas y poder escoger el que más nos gustaba.
Entre las pieles que nos mandó había varias azules, todas ellas, por supuesto, de pieles naturales, y alguna gris. Aunque todavía tenemos la segunda prueba antes decidir el color definitivo, parece que la piel azul más oscura y “eléctrica” será la escogida.
Para la prueba Norman trajo dos modelos de “zapatos” algo diferentes, uno para el pie derecho y otro para el izquierdo. El motivo era que pudiera ver dos modelos de puntera y de pieles diferentes. Ambos pies habían sido montados sobre sus respectivas hormas y era difícil una vez puestas ver diferencias entre una y otra. Viendo los dos en la mano, así como un zapato terminado parecido al que podría ser en un futuro el nuestro, fue fácil decantarnos por la terminación de uno de ellos.
Las pruebas se realizan con pieles diferentes a las que se montarán en el zapato definitivo. Estas son de menos calidad y más baratas y sirven perfectamente para afinar las medidas tomadas en la primera prueba. De haber confeccionado la prueba con las pieles definitivas estas se tendrían que tirar ya que cualquier modificación de medidas obligaría a descoser, cortar y volver a coser ese bloque. De hecho, los zapatos que vemos aquí solo sirven para afinar en ellos las medidas de los pies y pasar las mismas a las hormas de madera. Luego se tiran.
Con los zapatos puestos y de pie, Norman palpa todo el pie y va haciendo anotaciones sobre la piel de cada zapato. Mientras te hace preguntas sobre cómo lo sientes desde en la planta hasta en el comienzo de los dedos se van haciendo anotaciones para que no sobre piel pero sin que quede tan ajustado que al caminar pudiera llegar a molestar. En estos zapatos, si bien todavía no están cosidas las suelas (esto se hace luego en la segunda prueba) el cambrillón sí está formando parte de la suela ya que sin él, según nos cuenta Norman, sería muy difícil hacerse una idea exacta de cómo queda el zapato ya que al ponérselo se deformaría.
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Con todas las correcciones apuntadas sobre las pieles ambos pies se está ya en disposición de pasarlas a las hormas. Con estas claras y con algunas otras escritas en una cuartilla nos emplazamos a vernos antes de marchar de vacaciones y hacer la segunda prueba.
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