jueves, 22 de mayo de 2014

HOW PANTS SHOULD FIT


Las últimas tendencias parecen que están consiguiendo que olvidemos cómo debe quedar el pantalón de traje. Cada vez más los pantalones de traje tallan más parecidos a los de sport e incluso su hechura está más cerca a la de un moderno pantalón vaquero que al de uno formal.

En Italia, desde hace ya años un sector importante del mundo más relacionado con la moda viene apostando por un traje de chaqueta cuyas medidas y proporciones distan mucho de lo que se ha considerado históricamente como las medidas adecuadas para el conjunto de corbata. Poco parece importar si la chaqueta hace arrugas en las mangas o si el tener una boca de pantalón especialmente estrecha hace que la caída de este de la rodilla al tobillo sea un mar de arrugas. Mientras el ancho de la mangas sea estrecho y la boca del pantalón no exceda de 19cm, e incluso menos, todo parece valer.

Son bastantes las personas que gozan de un armario tan amplio que de vez en cuando les gusta innovar con un nuevo corte o unnuevo diseño de traje. Sin embargo, la excepción no se debería convertir en la generalidad.

Aunque pocos sastres lo reconozcan, la mayoría de ellos prestagran atención a la chaqueta haciéndola, al menos los de pata negra, enteramente en su taller pero, sin embargo, externalizan los pantalones en una pantalonera. Esto pone en evidencia que para ellos la gran importancia recae en la chaqueta siendo el pantalón una prenda más fácil de coser y preparar.

Por ello, rara es la vez en la que a pesar de acudir al mismo sastre con el que llevas haciéndote ropa mucho tiempo no ocurre que te pruebas un nuevo pantalón y no te lo tienen que ajustar en varios puntos. Desgraciadamente el sastre prefiere que ese pantalón que no ha hecho él no venga muy ajustado a las medidas exactas del cliente y que sea él ya en el probador quien le ajuste el pantalón. Al fin y al cabo la realidad es que en la mayoría de los casos quien ha cosido el pantalón no ha visto a quien lo va a vestir y no queda más remedio que ajustarlo en el probador. Al final todo esto termina traduciéndose en un traje cuya terminación no guarda la relación deseada entre su cuidada y artesanal parte superior y una inferior con mucha más máquina, menos artesanía y una hechura no tan conseguida. Basta con fijarnos solo en el conjunto de la parte superior y luego hacerlo en el conjunto en su totalidad para poder decir que rara vez la foto de todo el conjunto supera a solo la de la parte superior. ¿A cuántos nos prueban el pantalón hilvanado como sí nos hacen con la chaqueta? La realidad nuevamente es que la fase de hilvanado del pantalón se omite para evitar sobrecargar los gastos de la pantalonera.

Y precisamente porque todos estaremos de acuerdo en que el pantalón también es importante quiero compartir con vosotros la foto que ilustra este artículo y con ella estudiar cómo debería quedar el pantalón de traje.

Si empezamos por la parte superior del pantalón podemos ver como lo primero que se aprecia es que este descansa en la cintura y no en la cadera. Y es que en la cadera es donde abrochan los vaqueros pero no donde lo deberían hacer los pantalones de traje. Una de las razones ya comentada en otros artículos es que abrochando en la cintura la foto final de cuerpo entero queda mucho más proporcionada. Además, de vestir el pantalón en la cadera lo más probable que ocuriese es que una vez abotonada la chaqueta se viera mucha camisa por debajo de la chaqueta así como una parte importante de la corbata por su extremo inferior. Aunque esto pueda ser moderno, actual, trendy, fashion o cualquier adjetivo que se nos ocurra, lo que podemos estar seguros es que si algo no es, es elegante.

Otro detalle que se aprecia en la parte superior del pantalón es que queda totalmente limpia y no se dobla la cinturilla. Normalmente, cuando un pantalón abotona de manera algo forzada la cintura del mismo termina doblándose y arrugándose. Otro detalle que podemos apreciar en la foto es que dicha cintura no cuenta con pasadores para el cinturón; algo obligatorio cuando se lleva tirantes. Igualmente, en su parte trasera sube visiblemente, algo que más allá del efecto óptico, y del beneficio estético que se traduce a lo largo de todo el pantalón, aporta, sobretodo, gran comodidad.

Mientras bajamos por el pantalón podemos observar como los bolsillos no se abren, algo que ocurre cuando el pantalón queda estrecho. De la misma manera, vemos como tanto en el trasero como en la parte frontal no se forma arruga alguna, algo francamente difícil de conseguir. En su parte delantera el sastre ha conseguido hasta disimular para donde carga el propietario del pantalón y en la parte trasera no hace ninguna pequeña bolsa ni tampoco parece que la costura central del mismo moleste a su portador.

Una mención especial merece la pinza y la raya de este pantalón. La pinza de este pantalón se denomina coloquialmente como inglesa ya que al contrario de la italiana se abre para el interior y no para el exterior. Esto da una mayor holgura y libertad de movimientos pero como gran inconveniente hay que mencionar que de no ejecutarse perfectamente esta puede terminar abriéndose aparentando el pantalón ser demasiado ancho de caja. Sin embargo, en esta foto podemos apreciar que se ha realizado espléndidamente y que tanto la pinza derecha como la izquierda se abren solo lo justo y además se abren ambas exactamente en el mismo lugar pareciendo una un reflejo exacto de la otra.

La raya del pantalón merece no menos elogios. Su caída es impecable bajando de manera totalmente recta y sin experimentar curvación alguna.  Si tuviéramos la oportunidad de doblar el pantalón por la raya observaríamos que esta cae exactamente en el centro de la parte frontal del pantalón así como en el centro de la parte trasera. Bastaría con medir los centímetros de tela que hay a un lado y otro de la raya para dar por buena esta apreciación. Estoy convencido de que muchos de los lectores de este blog que visten de sastre han comprobado en sus propias carnes como para hacer que la raya baje en línea recta desde la pinza y muera justo en la mitad del frontal del sus zapatos su sastre ha tenido que modificar la raya original rompiendo la simetría de la que hablábamos antes. Fijémonos en las rayas trasera de la foto y veremos como esa perfección que se apreciaba en las rayas frontales también se da en las traseras.

Una de las cosas más complicadas a la hora de hacer un pantalóna medida es “salvar” la transición del muslo a la pantorrilla. Es precisamente en este punto donde más arrugas se producen y donde más difícil resulta evitarlas, más si cabe si se tiene un muslo fornido o un gemelo de  importantes dimensiones. Y eso por no hablar de no pocos señores que tienen un gemelo ancho y prominente y unas rodillas entradas.

Si nos fijamos en la foto de perfil y en la trasera nos resulta imposible adivinar arruga alguna o problema en esta transición. Esto que parece algo normal los que vistan de sastre estarán conmigo de que no es nada fácil de conseguir ya que si bien se puede aflojar más tela en la altura de la rodilla esto termina penalizando la estética del conjunto del pantalón. 

Por último vemos que el pantalón ni queda largo ni queda corto. ¡Queda sencillamente como tiene que quedar!. Al contrario de lo que parece hoy estilarse, este pantalón ni cuenta con una boca excesivamente estrecha ni queda tan corto como para poderse ver los calcetines.  Por el contrario toca levemente el zapato pero sin descansar de manera visible en él. Igualmente, podemos observar que para que esto ocurra tanto en la parte frontal del zapato como en la trasera se ha cortado el bajo en diagonal siendo medio centímetro más corto por delante que por detrás. Quizás una chispa algo más largo tampoco estaría mal pero es difícil decirlo sin conocer la estatura de la persona fotografiada.

Y es precisamente esta perfección de líneas y hechura a la que los profesionales de la tijera deberían aspirar y nosotros exigir porque los pantalones también importan. Y si nuestro sastre nos habla de nuestras piernas curvas o de nuestros fuertes gemelos recordémosle aquello que apuntaba muy acertadamente Henry Poole: “no hay cuerpo malo sino sastre inexperimentado”

El Aristócrata

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