Curiosamente el 28% de lectores de este blog son mujeres. Unas me imagino porque les gusta lo que aquí se habla y otras sencillamente porque en él encuentran inspiración para ayudar a vestir a sus parejas.
Las mujeres son mucho mas permeables a la moda de lo que todavía es el hombre. Su concepto de belleza no tiene porqué obedecer a la de la hechura perfecta. Buscan vestidos, trajes, colores, cortes que les benefician y les hace sentirse más guapas y atractivas. Su uniforme dista mucho del nuestro y disfrutan enormemente vistiendo, yendo de compras y enredando en su armario. Son sencillamente conceptos diferentes que aunque en algunos puntos pueden coincidir en la mayoría son diferentes
Las mujeres son mucho mas permeables a la moda de lo que todavía es el hombre. Su concepto de belleza no tiene porqué obedecer a la de la hechura perfecta. Buscan vestidos, trajes, colores, cortes que les benefician y les hace sentirse más guapas y atractivas. Su uniforme dista mucho del nuestro y disfrutan enormemente vistiendo, yendo de compras y enredando en su armario. Son sencillamente conceptos diferentes que aunque en algunos puntos pueden coincidir en la mayoría son diferentes
Aunque son muy pocas las mujeres que alguna vez han acudido al sastre, prefieren como es lógico los talleres de diseñadores, todavía las hay que a la hora de hacerse su vestuario de caza, un traje de chaqueta o, como es el caso, un esmoquin acuden a este en busca de un corte más artesanal. En este tipo de prendas clásicas donde la hechura que se busca puede asemejarse a la del hombre, las tijeras de un buen sastre dan sorprendentes resultados.
Aprovechando la invitación de la marca alemana Glashütte Original, casa de la que soy cliente y gran admirador, a la Berlinale, festival de cine de Berlín, José María Reillo hizo un esmoquin a una de sus clientas, clienta con la cuál compartí además de estrenos tiempo en Berlín y me permitió conocer de primera mano este traje. Y no porque estuviera cosido todo a mano, ni por las horas de artesanía que tenía detrás, sino por lo bien que le quedaba y lo mucho que resaltaba su delgada figura entendí porqué todavía el esmoquin a medida para mujer sigue teniendo un hueco reservado en el trabajo de muchas sastrerías.
La chaqueta era de un terciopelo azul marino de la casa Holland & Sherry y el pantalón negro azul noche de la misma casa escocesa. Me comentaba Goiuri que prefirió que la chaqueta fuera de terciopelo pues la mujer que viste de esmoquin no lo hace por protocolo, como el hombre, o por asistir a un acto muy formal de noche, sino que lo hace en actos arreglados pero donde su contraparte no tiene porqué ir también con esmoquin. Y el terciopelo siendo menos formal que las típicas lanas de mohair aporta ese toque elegante y chic que puede buscar una mujer a la hora de salir con él a una cena elegante o a un estreno de cine.
El pantalón es el clásico de esmoquin, pero obviamente buscando resaltar mucho más la anatomía de la mujer. Es más estrecho tanto en el trasero como a lo largo de toda la pierna. Y mucho más corto para que no arrastre cuando se lleve tacón. La chaqueta es bastante parecida a la de hombre pero es sensiblemente más corta buscando la finalidad nombrada de buscar una silueta más sexy. Las vistas se dejaron en seda azul media noche. Como particularidad nombrar que Don José María no hace costuras laterales en las chaquetas de terciopelo pues como comenta con el uso de la plancha puede marcarse mucho la costura. La ausencia de esa costura y de aberturas laterales da mucha fluidez al conjunto y estiliza más la figura. La chaqueta abotonada se encaja más en la cintura, aunque obviamente esto variará se trate de una mujer delgada o corpulenta.
En el caso de la mujer, también en el de muchos hombres, se busca la terminación de las solapas en pico pues alarga la figura. La anchura de estas si es importante pues jugando con ellas se puede anchar o estrechar el torso, algo clave en la imagen de la mujer. Otra diferencia importante con el esmoquin de hombre es la ausencia de tirantes o pletinas en el pantalón. En el esmoquin de la mujer el pantalón debe caer en la cadera, no en la cintura, y estar bien ajustado. Deberá ser la anchura de la propia cadera la que impida que el pantalón pueda caerse; de ahí que un buen ajuste sea clave.
Tampoco se hace acompañar ni de fajín ni de chaleco. En el esmoquin de hombre ambas piezas además de conseguir un precioso efecto estético llegan a disimular algún posible kilo de más. Sin embargo, la mujer busca enseñar su figura y es lógico que prescinda de él. Una camisa blanca de seda o incluso una de pechera de mujer son ambas opciones muy elegantes. Goiuri, sin embargo, prefirió acompañar su esmoquin de un corset de Agent Provocateur.
Obviamente, el uso de corbata de lazo es muy poco recomendable y un cuello abierto acompañado de un bonito collar conseguirá mejores beneficios estéticos. La confección de la prenda es idéntica a la del esmoquin de hombre: toma de medidas, patrón, corte, confección y las correspondientes pruebas. Y por supuesto todo cosido a mano.
Indudablemente, no creo que muchos nos fijemos al mirar a una mujer en si su vestido o traje está confeccionado a mano. Pero qué duda cabe que si además de quedarle bien, resaltar su figura y hacerla atractiva está realizado artesanalmente cobrará un toque especial además de contarnos muchas cosas de quien decidió acudir a un sastre para hacerse con su esmoquin.
El Aristócrata
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