Siempre he admirado a las personas creativas capaces de crear una necesidad de consumo y también a aquellas que se salen del pensar general embarcándose en una aventura empresarial que les llevará a enfrentarse a empresas consolidadas y reconocidas por el consumidor. Cuando la mayoría de los mortales piensa que todo está inventando y que difícil es mejorar un producto ya existente aparece una persona o una marca y te hace cambiar de opinión.
Recuerdo como no hace tanto tiempo Nokia parecía estar llamada a ser la marca de móviles de referencia y en cuestión de pocos años aparece BlackBerry y la desbanca entre particulares y profesionales. Cuando BlackBerry dominaba la telefonía móvil y poca gente se acordaba ya que una vez existió una marca que se llamaba Nokia, surgió el IPhone - y Apple - desbancando a BlackBerry para nunca más volver a saber de ella. Y a pesar de que IPhone y Apple representan hoy no solo una marca o un producto sino una filosofía que va más allá, no me extrañaría mucho que volvamos a ver en no mucho tiempo otra marca u producto, más si cabe teniendo en cuenta la escasa evolución al menos estética del IPhone 7, que baje del trono al IPhone y lo convierta rápidamente en un recuerdo del pasado. (Pensemos por un segundo que tampoco lo hubiéramos afirmado en su día de Nokia o BlackBerry).
Al final son las personas con una capacidad creativa fuera de lo común y que ven oportunidades incluso en los mercados más maduros las que consiguen desbancar hasta a las marcas más consolidadas. Y pocos sectores se libran de esta alegre y refrescante realidad. Y la relojería no es una excepción. Cada determinado tiempo vemos como marcas que estaban durmientes despiertan y empiezan a vivir sus mejores días (e.g. Panerai). Pero más allá de estas marcas ya existentes, encontramos jóvenes artesanos relojeros que se atreven a desafiar a siglos de tradición y bebiendo de las fuentes de la más tradicional relojería crean nuevos mecanismos, nuevos diseños y algunos de ellos hasta su propia marca.
Desgraciadamente, cuando estos nuevos nombres empiezan a ganar popularidad necesitan crecer para poder seguir creando y en un periodo más o menos corto de tiempo pasan a formar parte de alguno de los dos grandes grupos relojeros existentes. Esto, si bien no debería ser algo negativo, hay a gente que como a mi le causa un cierto rechazo al perder para siempre la marca parte de su fresca esencia inicial. En un mundo donde el grande se come antes o después al chico, el que marcas legendarias como Hermes, Patek Philippe o Goyard sigan resistiéndose a la llamada de la generalidad y del aumento rápido de ventas no deja de ser muy alentador.
Reconozco que los relojes son una de mis debilidades y siempre estoy leyendo sobre ellos y sobre cuál, si pudiera, debiera ser el siguiente. Dicho esto, esta semana quiero hablaros de unas marcas de relojes que a lo mejor pudierais no todas conocer y que se han atrevido y lanzado a entrar en un mercado perteneciente a la a grandes nombres con siglos de historia en su haber. Con una gran dosis de creatividad, imaginación, trabajo e ilusión, estos nuevos relojeros buscan ganarse una mínima cuota de mercado que justifique todos sus esfuerzos. Si bien su limitada producción hace imposible referirnos a ellos como manufactura, su realización tiene mucho más mano de obra artesanal que marcas consagradas como la propia Rolex, marca que si bien es manufactura (todos los componentes de sus relojes se realizan “in-house”) sus relojes son fabricados por máquinas y montados y ensamblados a lo largo de una cadena de montaje de enorme precisión; pero una fábrica, al fin y al cabo.
1. Angelus (www.angelus-watches.com)
Fundada en1891 en Le Locle por los hermanos Albert y Gustav Stolz tiene hoy su taller en La Chaux de Fonds. Poseedora de varias patentes e innovaciones fue responsable de crear mecanismos para otras casas (por ejemplo, el calibre SF240 de 8 días fue montado por Panerai en 1955, reloj fácilmente apreciable por contar un mini segundero a las 9). Desgraciadamente no pudo soportar la famosa crisis del cuarzo de 1970 y se vio obligada a parar la producción poco después. En 2011 La Joux-Perret SA la recupera del olvido y empieza a llenar de creatividad tanto sus cajas como sus movimientos.
Aunque no puede ser considerada como una manufactura 100% - sus cajas, diales y manetas son suministradas por la industria auxiliar -, la casi totalidad de sus movimientos – tanto el diseño, la producción, la terminación, el montaje y las pruebas de fiabilidad se realiza en sus premisas. Aunque la belleza siempre será algo subjetivo, sus movimientos vistos y sus diseños transgresores bien merecen una reflexión.
2. Christophe Claret (www.christopheclaret.com)
Taller situado también en Le Locle, concretamente en Soleil d´Or en las montañas de Neuchatel, recibe el nombre de su creador. Christophe Claret tras trabajar para diferentes casas relojeras durante veinticinco años decide iniciar su propia marca dejando tras de sí una carrera bastante estable. Para ello adquiere un palacete desde donde diseña modelos de lo más vanguardistas.
No son relojes creados para pasar desapercibido ya que la complejidad de sus movimientos convierte esto en un imposible. Con “solo” tres colecciones, todos sus relojes llevan detrás una historia, sea de amor, de paz o de esperanza. Los amantes del juego encontrarán en su colección “Casino” unos movimientos de alta complicación que imitan los principales juegos de un casino. No obstante, es la línea “extremas” con su tourbillon flotante inclinado 30º y con los campos magnéticos como únicos responsables de marcar la hora la representación de la máxima revolución de esta reciente casa relojera.
3. Fiona Krüger (www.fionakrugertimepieces.com)
No todo en el mundo de la alta relojería pertenece a relojeros hombres. Fiona Krüger bien puede dar fe de ello. Fiona es una rara avis en su campo. Licenciada en arte y diseño, siempre sufrió una especial debilidad por los movimientos skeleton de Audemars Piguet y por la atemporalidad de Patek Phillipe.
Al contrario de lo que se estila en la industria, ella prefirió depositar su atención en el diseño de sus relojes y dejar en un segundo plano sus movimientos. A esta joven escocesa no le importa reconocer que se vale del mercado auxiliar para dar vida a sus famosas calaveras. Sus grabados, su pintura y reconocibles diseños son verdaderamente el leitmotiv de su casa relojera. Su limitada producción le permite además mantener informado a cada cliente a través de fotos y emails del momento de fabricación de su reloj. Sus movimientos son encargados a relojeros independientes que teniendo en cuenta el diseño de cada uno de sus relojes crean el mecanismo que mejor combine estéticamente con él.
4. Frederic Jouvenot (www.fjouvenot.com)
Frédéric Jouvenot es otro joven relojero que se atrevió en 2008 a lanzar su propia marca de relojes. Su enorme capacidad le valió para que solo unos años después, en 2011, participara en Baselworld y para que ese mismo año ganara el reconocido “Superwatch Award”. Con solo 27 años creó un tourbillon, además un tourbillon de lo más extraño al carecer este de una mano. Con una corta trayectoria en la mítica factoría Minerva donde desarrolló un calibre propio para la casa, diferentes complicaciones y el ya nombrado famoso tourbillon, en 2005 se unió a una compañía independiente para desarrollar movimientos de complicaciones para diferentes casas relojeras. Durante los dos años siguientes trabajó para diferentes marcas desarrollando mecanismos. Fue en 2008 cuando se lanza a crear su propia marca mientras alimentaba a esta económicamente con las reparaciones que realizaba de relojes antiguos altamente complicados.
Como mucho de los nuevos genios de la industria relojera, Frederic apuesta por mecanismos altamente complicados, pero también con un diseño rompedor. Como es de esperar su limitada producción le impide producir en casa todo el reloj algo sobre lo que él piensa que de poder conseguir lo mejor de sus vecinos no debiera ser un handicap. En cambio, dar con un diseño rompedor y un movimiento altamente complicado y nada común no está al alcance de las grandes marcas sino solo de las mentes más brillantes; algunas dentro de esas grandes marcas pero otras al margen de ellas.
5. Greubel Forsey (www.greubelforsey.com)
Seguramente la casa más conocida de las que traemos esta semana a esta página. Dos nombres se encuentran detrás de una de las marcas que más rápido ha despuntado estos últimos años: Robert Greubel y Stephen Forsey. Con carreras desarrolladas en IWC y Asprey respectivamente, juntaron sus trabajos en Renaud & Rapi (hoy Audemars Piguet) hace ya más de veinte años. Ya juntos, en 1999 empiezan a trabajar en la mejora del tourbillon pero como complicación destinada a mejorar la exactitud de la hora del reloj mecánico.
En 2004 en La Chaux-de-Fonds fundan Greubel Forsey creando un doble tourbillon de 30º y solo unos años después patentan el primer reloj con cuatro tourbillones. En el año 2010 reciben en la feria de Ginebra el premio al mejor reloj de todas las categorías, premio al que fueron acompañando otros relacionados con las grandes complicaciones. Su éxito no pasó desapercibido para Richemont quien adquiere en el año 2006 el 20% de la marca. Hoy Greubel Forsey es objeto de culto por los paladares más exquisitos y los bolsillos más pudientes.
A lo largo del año iré añadiendo otros nombres del “circuito alternativo” que he ido descubriendo en diferentes publicaciones e informándome luego sobre ellos y que creo aportan una filosofía y concepto novedoso, rompedor, fresco y alejado, aunque también complementario, al de los grandes nombres de la industria.
El Aristócrata
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