No solo importa el contenido sino también el continente. Al lenguaje verbal y corporal habrá que añadir el lenguaje que atuendo y presencia general transmitan. Así pues, es de vital importancia cuidar la imagen. Un deficiente afeitado o un cabello despeinado pueden tener un impacto tan negativo en el entrevistador, que le pese más esto que un extenso currículum o una dilatada experiencia profesional. Al igual que una cuidada higiene es fundamental, también lo es el conjunto. Es por ello por lo que se debe analizar con cuidado qué ropa vestir para afrontar un momento tan importante. No hay un atuendo mejor que otro, pero, en cambio, si hay uno más adecuado que otro. La máxima de “viste conforme al puesto de trabajo que quieres conseguir y no conforme al que hoy tienes” es de todo punto acertada.
Si el objetivo es trabajar en un bufete de prestigio o en un banco de inversión, lugares ambos donde se está en contacto con clientes de elevada posición económica, se deberá intentar vestir de forma similar a la de los clientes siendo el traje oscuro de todo punto obligado. Si en su lugar la entrevista es para un puesto de profesor de tenis parece lógico pensar que no es necesario acudir con traje y corbata. En definitiva, se tiene, como se acaba de establecer, vestir conforme al puesto que queremos conseguir. Hay otras empresas, como por ejemplo aquellas donde abundan los informáticos o los ingenieros, donde por el tipo de trabajo que se realiza se prescinde de todo formalismo en la vestimenta. En estos casos, no es conveniente acudir a la entrevista de trabajo con una imagen excesivamente cuidada. Ante la duda siempre es mejor pasarse un poco por arriba que no llegar.
Vístase colores oscuros y clásicos. Un traje azul marino para esa primera entrevista y uno gris oscuro para una segunda son opciones muy socorridas y recomendables. Nuevamente los colores sólidos son los más aconsejables por su grado de formalidad tanto para el traje como para la camisa y la corbata. Esta discreción conseguirá que el entrevistador dirija solamente hacia el mensaje su atención.
Es aconsejable también recordar que una entrevista de trabajo no es una boda. No se trata de que la vestimenta deslumbre al entrevistador. Tampoco una entrevista de trabajo es el mejor momento para experimentar un tipo de combinación nueva. Escójase ese traje que en más de una ocasión ya se ha vestido y la camisa con la que se esté a gusto. Déjese para otras ocasiones las corbatas y camisas más atrevidas y óptese por colores oscuros y clásicos. No debe olvidarse que es el entrevistado el mensaje, no su corbata. De vestir, por ejemplo, una corbata de color rojo fuerte, seguramente las miradas del entrevistador se dirigirán a esta en más de una ocasión y el rostro del entrevistado perderá protagonismo.
El Aristócrata
No hay comentarios:
Publicar un comentario