martes, 25 de enero de 2022

CÓMO VESTIR EN UNA ENTREVISTA DE TRABAJO

 

Es injusto, pero es la realidad: la gente juzga por el aspecto físico. Informarse de cómo visten los futuros compañeros, no innovar y optar por colores oscuros y clásicos son algunas de las pautas a tener en cuenta. 

Si se hace caso a los estudios más recientes sobre percepción social se debería dar por buena la creencia de los expertos en comunicación, quienes afirman que son los diez primeros segundos los responsables de la opinión del interlocutor sobre nosotros. Dichos estudios también aseguran que borrar esa primera impresión resulta luego muy costoso. Esto lleva a la conclusión de que una cuidada presencia es fundamental para crear una primera opinión favorable. 

Recuérdese la célebre frase de Oscar Wilde: “no hay una segunda oportunidad para una primera impresión”. La primera imagen que tendrá nuestro interlocutor le vendrá dada por el atuendo que tiene enfrente. Según pasen los minutos esa imagen irá cambiando, de ahí que siempre resulte más fácil afianzar en él una buena opinión si la primera impresión fue positiva.

No solo importa el contenido sino también el continente. Al lenguaje verbal y corporal habrá que añadir el lenguaje que atuendo y presencia general transmitan. Así pues, es de vital importancia cuidar la imagen. Un deficiente afeitado o un cabello despeinado pueden tener un impacto tan negativo en el entrevistador, que le pese más esto que un extenso currículum o una dilatada experiencia profesional. Al igual que una cuidada higiene es fundamental, también lo es el conjunto. Es por ello por lo que se debe analizar con cuidado qué ropa vestir para afrontar un momento tan importante. No hay un atuendo mejor que otro, pero, en cambio, si hay uno más adecuado que otro. La máxima de “viste conforme al puesto de trabajo que quieres conseguir y no conforme al que hoy tienes” es de todo punto acertada.

Inténtese recabar información sobre la vestimenta de los futuros compañeros. De tener ocasión, otra recomendación que no se debe dejar de poner en práctica es informarse a través de contactos de la filosofía de la empresa. Hay empresas que se jactan de su ambiente relajado. No obstante, aunque en las entrevistas para este tipo de empresas no sea tan necesario cuidar hasta el mínimo detalle del conjunto, sí habrá que asegurarse de que esa vestimenta relajada se lleva a la práctica por la mayor parte de los empleados.

Si el objetivo es trabajar en un bufete de prestigio o en un banco de inversión, lugares ambos donde se está en contacto con clientes de elevada posición económica, se deberá intentar vestir de forma similar a la de los clientes siendo el traje oscuro de todo punto obligado. Si en su lugar la entrevista es para un puesto de profesor de tenis parece lógico pensar que no es necesario acudir con traje y corbata. En definitiva, se tiene, como se acaba de establecer, vestir conforme al puesto que queremos conseguir. Hay otras empresas, como por ejemplo aquellas donde abundan los informáticos o los ingenieros, donde por el tipo de trabajo que se realiza se prescinde de todo formalismo en la vestimenta. En estos casos, no es conveniente acudir a la entrevista de trabajo con una imagen excesivamente cuidada. Ante la duda siempre es mejor pasarse un poco por arriba que no llegar. 

Si el entrevistador se ha tomado la molestia de recibir al entrevistado con corbata y este se presenta sin ella las opciones para conseguir el deseado puesto de trabajo se reducirán. En pocas entrevistas aparecer con corbata puede perjudicar más que beneficiar. Y una vez dentro ya habrá tiempo de vestir conforme lo hacen los compañeros y relajar la indumentaria si así corresponde.

Vístase colores oscuros y clásicos. Un traje azul marino para esa primera entrevista y uno gris oscuro para una segunda son opciones muy socorridas y recomendables. Nuevamente los colores sólidos son los más aconsejables por su grado de formalidad tanto para el traje como para la camisa y la corbata. Esta discreción conseguirá que el entrevistador dirija solamente hacia el mensaje su atención.

No se debe caer en la tentación de desprenderse de la chaqueta si el entrevistador así lo sugiere. Solo en los casos en que este haga lo propio e insista habría que obedecer a su deseo. Ni improvisar, ni innovar. Es importante no olvidar vestir de forma cómoda durante la entrevista. En la entrevista solo hay que estar pendientes del mensaje que se quiera transmitir. Hay que cerciorarse que ni molesta el nudo de la corbata, ni el cuello de la camisa oprime. 

Es aconsejable también recordar que una entrevista de trabajo no es una boda. No se trata de que la vestimenta deslumbre al entrevistador. Tampoco una entrevista de trabajo es el mejor momento para experimentar un tipo de combinación nueva. Escójase ese traje que en más de una ocasión ya se ha vestido y la camisa con la que se esté a gusto. Déjese para otras ocasiones las corbatas y camisas más atrevidas y óptese por colores oscuros y clásicos. No debe olvidarse que es el entrevistado el mensaje, no su corbata. De vestir, por ejemplo, una corbata de color rojo fuerte, seguramente las miradas del entrevistador se dirigirán a esta en más de una ocasión y el rostro del entrevistado perderá protagonismo.

Normalmente los procesos de selección cuentan con más de una entrevista o con más de una prueba de selección. Inténtese no repetir traje, corbata, camisa o incluso ni zapatos. Hay detalles como, por ejemplo, las pulseras o incluso un pañuelo de bolsillo, que, aunque una vez dentro de la empresa se puedan vestir, durante el proceso de selección pueden perjudicar más que beneficiar.

El Aristócrata

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