lunes, 9 de marzo de 2020

CLAVES DE LA CAMISA DE LINO



En plena primavera y con temperaturas cercanas ya a las de verano es hora de disfrutar de la camisa más agradable y cómoda. 

El lino es el compuesto más antiguo que se conoce, mucho más incluso que el propio algodón. En una de las tumbas de la primera Dinastía en Tarkhan, año 3.000 a. C, se encontró la que es considerada la primera camisa de la historia. La planta del lino está compuesta de celulosa, al igual que el algodón, y aunque hoy esta nos evoca al verano, la realidad es que el lino fue muy utilizado para confeccionar prendas que soportaran el frio y la humedad de los campos irlandeses.
El tejido. Es curioso observar la gran disparidad de precios entre unas camisas de lino y otras. Más allá del sitio de venta o la marca que lleven en el interior, la realidad es que en la mayoría de las camisas “gangas” que se venden en chiringuitos o mercadillos el lino aparece mezclado con fibras sintéticas o con el propio algodón. Por lo que si lo que se persigue adquiriendo esta camisa es que esta transmita sus verdaderas particularidades, esto es, ligereza y frescura, se deben buscar exclusivamente tejidos 100% de lino.
El hilo y su trenzado. El hilo de las camisas, también el de la ropa de cama, suele estar formado como mínimo por uno o por dos cabos. Lo ideal sería que se al menos dos hilos aparecieran enrollados entre sí. Esto, además de aportar resistencia al tejido, también garantiza mayor longevidad a la prenda. Estos hilos verticales entrelazados deberían cruzarse con un número igual de hilos tejidos en horizontal. El grosor del hilo, la trama, cuanto más fino mejor, algo que consigue una caída más natural y una camisa más suave. No obstante, tan importante es que sea muy fino como que cuente con el suficiente número de ellos para que la camisa no se transparente.
La hechura de una camisa de lino no puede ser la misma que la de una camisa de sport estándar. El lino pide un look relajado y totalmente desenfadado. Por ello, su hechura es más holgada. Dependiendo de las prendas que la acompañen vestirla incluso por fuera del pantalón puede cobrar cierto sentido estético. Aquellos que quieran llevarla por dentro deberán ser conscientes de que, por lo resbaladizo del tejido, puede terminar saliéndose. La facilidad y lo estético de doblarse las mangas obliga a dejar de lado las de manga corta.
El blanco es su color por excelencia. Este es adecuado para prácticamente todas las ocasiones. No obstante, si se piensa vestir esta camisa con traje mejor escogerla de color azul o con algún estampado a rayas. En los momentos más relajados los rosas, marrones pálidos, verdes mate y una amplia gama de azules son todos buenos tonos sustitutos para el popular blanco. 
El cuello puede adquirir diferentes formas y medidas. Desde el clásico, con su entretela, pensado para albergar una corbata hasta el cuello Mao o el estándar pero sin entretela y totalmente desestructurado. No hay uno mejor que otro, todo dependerá del aspecto que se busque transmitir con la camisa.
Y lo mismo ocurre con su pechera. La extendida de botones en todo el frente es una apuesta segura, pero no por ello la que abotona solo hasta la mitad deja de ser correcta con los conjuntos más sencillos.

Es lógico pensar que si además de su aspecto desinhibido se persigue esa frescura extra, se combine la camisa con prendas con un mensaje, y aspecto, similar. Si cuando llegue el verano los conjuntos de camisas y pantalones de lino llenarán chiringuitos y restaurantes, hasta entonces conviene vestir esta camisa con pantalones de otros tejidos. Desde el fresco de algodón hasta un moderno vaquero serán opciones que la primavera, y su calor contenido, agradecen.

El Aristócrata

No hay comentarios:

Publicar un comentario