viernes, 9 de marzo de 2018

CLAVES DEL ZAPATO DE HEBILLA



Por unos amado y por otros no entendido, este modelo de zapato goza de gran aceptación en países como España e Italia.

Aunque difícil verlo en los pies del más purista inglés – este entiende que algo con adornos metálicos no puede tener cabida en cualquier atuendo mínimamente formal -, la realidad es que hoy se viste acompañando tanto a trajes como a conjuntos de sport. Además, los modelos de hebilla realizados por ciertos artesanos zapateros aportan un estilo difícil de conseguir con cualquier otro modelo. 
Los “monk” deben su nombre al zapato elegido por los monjes para desbancar a las poco protegidas sandalias que usaban hasta entonces. Situado en un paso intermedio entre el formal Oxford y el más informal derby, su versatilidad permite vestirse tanto con el mejor traje azul marino y, también, con unos sencillos jeans. Si bien ni con chaqué ni esmoquin es correcto, bastará con acertar con su color para saber qué modelo combina mejor con uno u otro conjunto. 
Si el modelo más polivalente es el marrón oscuro, el burdeos cada día gana más adeptos acertando con conjuntos tanto de corbata como sin ella. Si el doble hebilla negro sigue siendo un “must”, la realidad es que su protagonismo de antaño ha dejado paso a otros colores. No obstante, el popular traje azul marino admite de buen grado tanto este color como otros marrón o cercanos al burdeos. El gris por su parte prefiere las tonalidades oscuras de marrones. 
Un modelo particularmente interesante es el doble hebilla de ante. Aunque más informal que el de piel estándar, incorpora una nota de estilo difícil de conseguir con cualquier otra terminación. Asegurándose de que el corte del traje es lo suficientemente dandi como para combinar elegantemente con este zapato se habrá acertado. Los trajes de corte más clásico quedarán con seguridad mejor con una piel que no sea de ante. 
A pesar de que se vean zapatos de doble hebilla con adornos tipo “brogue” en la puntera, o incluso en las palas, lo cierto es que las hebillas ya de por si tienen la suficiente personalidad como para no necesitar dibujo alguno más. Una puntera limpia o solo una fina línea es todo lo que necesita para no parecer sobrecargado. Otro modelo especialmente elegante es el doble hebilla cuyas hebillas apuntan al talón del zapato y no aparecen cosidas en vertical. 
Estas terminaciones conocidas como cutaway suelen ser más visuales con los conjuntos de sport, aunque de acertar con el diámetro de boca de pantalón y la línea del zapato el resultado puede ser también bien recibido con traje. Las botas balmoral, zapato que ha acompañado históricamente al chaqué, o las conocidas como botas Chelsea, empiezan también a hacerse en horma de doble hebilla con resultados increíbles. 
Si los amantes del vestir más refinado hacen coincidir el color de las lazaderas de sus tirantes con el de sus zapatos, también estos se aseguran de que el color de las hebillas de sus zapatos coincide con el de su reloj o el de sus gemelos. No obstante, como ya se ha apuntado en esta columna en otras ocasiones, todo lo que parezca demasiado forzado o pensado no suele ser elegante. 
El doble hebilla puede, perfectamente, compartir espacio en el armario con el de hebilla simple aunque, preferencias aparte, este último carece del estilo del primero. Dicho esto, lo que sí se debería evitar es optar por zapatos de tres hebillas o de dos donde ambas hebillas estén muy próximas. 
Independientemente de las modas, siempre malas consejeras, téngase en cuenta la recomendación de dejar las suelas de goma para el entorno rural. Tampoco vestir los doble hebilla sin calcetines parece lo más higiénico, independientemente del resultado estético y lo de moda que esté.

El Aristócrata

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