lunes, 26 de marzo de 2018

¿CÓMO ES UN BUEN PARAGUAS?. EL PARAGUAS ARTESANAL



Pocos son los paraguas que hoy llamen la atención por su bonito diseño o por contar con una gran calidad. En un sector propiedad casi en exclusiva del negro y de baratos modelos, este complemento se sigue fabricando artesanalmente en unos pocos talleres del mundo, ofreciendo infinidad de alternativas entre las que escoger. 

Aunque hoy el paraguas sea utilizado únicamente para protegerse de la lluvia, en sus orígenes, S. XI antes de Cristo, este servía para mostrar estatus social y solo las mujeres lo usaban a modo de parasol. Habría que esperar hasta el S. XVIII para que empezara a ser usado también por los hombres quienes hasta la fecha se valían de la capota de los coches de caballo para llegar lo menos mojados a su destino. 
Fueron los ingleses quienes vieron en el paraguas el mejor aliado para su lluvioso clima y empezaron a elaborarlo artesanalmente. En 1852, Samuel Fox confecciona en un pequeño taller de Stocksbridge un paraguas artesanal cuyas medidas definirán para siempre la forma que este todavía hoy conserva. 
Sea porque termina perdiéndose o porque no se sabe valorar el trabajo realizado en un buen paraguas artesanal, la realidad es que no muchos hombres le prestan atención adquiriéndolo en sitios baratos u optando por largos modelos negros con puños de plástico. Sin embargo, un paraguas de calidad es fácil de diferenciar. 
Más allá de que el paraguas negro sea excesivamente formal y debiese estar destinado solo a actos como bodas o entierros, el hacerse con un paraguas a medida permite optar por infinidad de colores y estampados. Además, se podrá contar con diferentes modelos para los conjuntos de sport y formales. Igualmente, como todos los productos con mimo elaborados, un buen paraguas artesanal durará muchos años pudiéndose reparar llegado el momento. 
El bastón, mejor si todo él es una pieza entera, deberá ser de bambú, material muy duro y además lo suficientemente elástico para resistir el viento que muchas tormentas traen consigo. El puño podrá estar recubierto en piel o fabricado en materiales tan diversos como plata, ébano o  cuerno. 
Hoy tejidos como el algodón son impermeabilizados lo que permite escoger entre infinidad de telas. No obstante, la clave de un buen paraguas, y de su durabilidad, son los materiales con los que se ha confeccionado y la calidad de la mano de obra empleada. Unos buenos rayos, de número nunca inferior a ocho varillas, de calidad bien cosidos y fuertemente unidos a los tacos, y un cuidado armazón de costillas son las claves de la longevidad del paraguas. 
El cosido de las varillas, opciones para la longitud de las mismas, el propio clavado de las pestañas, la unión de los rayos o un único tallo de madera hablarán de la calidad del trabajo del paragüero. Otros detalles como la terminación de costuras de ojales y pestañas o la calidad de la contera definen al paraguas artesanal de calidad. Y si además ha sido elaborado a medida y a gusto todos los detalles del cliente, difícilmente se nos olvidará en el taxi. 
La mayoría de las tiendas de paraguas de calidad han tenido su sede en Inglaterra. No obstante, como también ha ocurrido en la sastrería, ciudades como París o Milán vieron una oportunidad de negocio reinventando el estilo sobrio inglés pero manteniendo su alta calidad  en la confección. Hay casas paragüeras que vieron cumplir los ciento cincuenta años como Thomas Brigg & Sons en Londres, Boutique Bétaille en París, comprada en 1919 por la propia Thomas Brigg & Sons o la italiana Francesco Maglia quienes han estado detrás de los paraguas de las Casas Reales de medio mundo.  
Aunque hoy la propia Thomas Brigg & Sons forma parte de Swaine & Adeney habiendo perdido sus paraguas en la oferta final del comercio la importancia de antaño, todavía hay casas como las italianas Ombrelli Maglia y Mario Talarico que elaboran paraguas como se hacía hace casi doscientos años. Estas dos casas paragüeras son hoy probablemente las más reputadas del mundo por contar con el mayor grado de especialización en los diferentes procesos. Esto les ha permitido estar detrás de muchos de los paraguas fabricados por otras conocidas marcas paragüeras. 

PD Recordad que el paraguas cerrado debe llevarse con la contera siempre por delante. Es la mejor forma de asegurarse de no molestar a los que caminan por detrás. 

El Aristócrata

viernes, 9 de marzo de 2018

CLAVES DEL ZAPATO DE HEBILLA



Por unos amado y por otros no entendido, este modelo de zapato goza de gran aceptación en países como España e Italia.

Aunque difícil verlo en los pies del más purista inglés – este entiende que algo con adornos metálicos no puede tener cabida en cualquier atuendo mínimamente formal -, la realidad es que hoy se viste acompañando tanto a trajes como a conjuntos de sport. Además, los modelos de hebilla realizados por ciertos artesanos zapateros aportan un estilo difícil de conseguir con cualquier otro modelo. 
Los “monk” deben su nombre al zapato elegido por los monjes para desbancar a las poco protegidas sandalias que usaban hasta entonces. Situado en un paso intermedio entre el formal Oxford y el más informal derby, su versatilidad permite vestirse tanto con el mejor traje azul marino y, también, con unos sencillos jeans. Si bien ni con chaqué ni esmoquin es correcto, bastará con acertar con su color para saber qué modelo combina mejor con uno u otro conjunto. 
Si el modelo más polivalente es el marrón oscuro, el burdeos cada día gana más adeptos acertando con conjuntos tanto de corbata como sin ella. Si el doble hebilla negro sigue siendo un “must”, la realidad es que su protagonismo de antaño ha dejado paso a otros colores. No obstante, el popular traje azul marino admite de buen grado tanto este color como otros marrón o cercanos al burdeos. El gris por su parte prefiere las tonalidades oscuras de marrones. 
Un modelo particularmente interesante es el doble hebilla de ante. Aunque más informal que el de piel estándar, incorpora una nota de estilo difícil de conseguir con cualquier otra terminación. Asegurándose de que el corte del traje es lo suficientemente dandi como para combinar elegantemente con este zapato se habrá acertado. Los trajes de corte más clásico quedarán con seguridad mejor con una piel que no sea de ante. 
A pesar de que se vean zapatos de doble hebilla con adornos tipo “brogue” en la puntera, o incluso en las palas, lo cierto es que las hebillas ya de por si tienen la suficiente personalidad como para no necesitar dibujo alguno más. Una puntera limpia o solo una fina línea es todo lo que necesita para no parecer sobrecargado. Otro modelo especialmente elegante es el doble hebilla cuyas hebillas apuntan al talón del zapato y no aparecen cosidas en vertical. 
Estas terminaciones conocidas como cutaway suelen ser más visuales con los conjuntos de sport, aunque de acertar con el diámetro de boca de pantalón y la línea del zapato el resultado puede ser también bien recibido con traje. Las botas balmoral, zapato que ha acompañado históricamente al chaqué, o las conocidas como botas Chelsea, empiezan también a hacerse en horma de doble hebilla con resultados increíbles. 
Si los amantes del vestir más refinado hacen coincidir el color de las lazaderas de sus tirantes con el de sus zapatos, también estos se aseguran de que el color de las hebillas de sus zapatos coincide con el de su reloj o el de sus gemelos. No obstante, como ya se ha apuntado en esta columna en otras ocasiones, todo lo que parezca demasiado forzado o pensado no suele ser elegante. 
El doble hebilla puede, perfectamente, compartir espacio en el armario con el de hebilla simple aunque, preferencias aparte, este último carece del estilo del primero. Dicho esto, lo que sí se debería evitar es optar por zapatos de tres hebillas o de dos donde ambas hebillas estén muy próximas. 
Independientemente de las modas, siempre malas consejeras, téngase en cuenta la recomendación de dejar las suelas de goma para el entorno rural. Tampoco vestir los doble hebilla sin calcetines parece lo más higiénico, independientemente del resultado estético y lo de moda que esté.

El Aristócrata