Esta semana a través de cinco grandes citas, intentaré dar respuesta, siempre mi respuesta y siempre discutible, a lo que para mí significa ser elegante. Para ello, me fijaré en algunas de las características inherentes a la elegancia exterior que, al contrario de lo que ocurre con las responsables de definir la elegancia interior, difícilmente pueden ser discutibles.
1. "Si la gente se gira para mirarte por la calle, es que no vas bien vestido" - Beau Brummel. Salir a la calle con un conjunto demasiado llamativo, por ejemplo combinando prendas pensadas para usos diferentes (sirva como muestra un traje con zapatillas deportivas), lo único que consigue es que la gente te mire y no precisamente por tu estilo innato. Muy al contrario, aquellos conjuntos que podrían pasar desapercibidos pero que no dejan a nadie indiferente, consiguen que tu recuerdo perdure en la retina de quienes se cruzaron en forma de sonrisa. Como diría Giorgio Armani, “la elegancia no consiste en ser notado sino en ser recordado”.
2. “Nada tan peligroso como ser demasiado moderno. Corre uno el riesgo de quedarse súbitamente anticuado” - Oscar Wilde. Elegancia y moda rara vez van de la mano, basta observar las pasarelas de moda de medio mundo para afirmar sin miedo a equivocarnos que ambos conceptos están cada vez más enfrentados. La elegancia apuesta por la intemporalidad, mientras que la moda prefiere siempre lo pasajero del momento.
3. “No es fácil hacer que algo parezca simple. La sencillez es mucho más difícil que la complejidad” - Carolina Herrera. Sobrecargar los conjuntos de colores, estampados o complementos puede tener un efecto negativo sobre el resultado final. Un sencillo traje cruzado artesanal azul marino acompañado de unos oxfords negros, una camisa y una corbata de diferentes tonos de azul es una opción que por su sencillez, aquí elegancia, difícilmente puede ser mejorable.
4. “No es la apariencia, es la esencia. No es el dinero, es la educación. No es la ropa, es la clase” - Coco Chanel. A pesar de lo que pueda pensarse, vestir bien tiene mucho más que ver con el gusto que con el dinero. Como la misma señora Coco diría, el lujo no depende de la riqueza, sino de la ausencia de vulgaridad. Mucho más importante que el dinero es la cuna y la clase innata, o aprendida, de cada uno de nosotros. Vestir de una manera u otra dependiendo del momento y el lugar es además una forma muy sutil de mostrar nuestra educación.
5. “El hombre debería parecer que ha comprado su ropa con inteligencia, se la ha puesto con cuidado y se ha olvidado totalmente de ella”- Hardy Amies. Comprar la ropa con inteligencia significa hacerse con aquellas prendas, cortes y colores que más nos favorecen. Si ponérsela con cuidado es importante, todavía lo es más caminar y moverse con ella con tal naturalidad que te llegue a costar recordar qué llevas puesto en cada momento. Siempre mejor que disfrazarse resulta vestirse conforme a tu personalidad, y dejar que la ropa hable de ti. Los conjuntos que transmiten rigidez evidencian que quien los viste no está todo lo cómodo que quisiera.
El Aristócrata
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